Actualmente, los automóviles eléctricos son minoría. Una muy pequeña minoría, en nuestro país, y los puestos de recarga de los autos eléctricos pueden estar en estacionamientos donde se deja el auto mientras se está trabajando o se va de compras.
Pero, ¿qué va a pasar con las actuales estaciones de servicio cuándo la mayoría de los vehículos se muevan con baterías en lugar de combustibles?
Como la transición será larga, mientras el parque de “combustión” exista, las estaciones de servicio irán sumando puntos de carga para los autos elécticos, al lado -bah, no tan cerca- de los surtidores.
Un tema asociado a las baterías es el tiempo que necesitan con el auto detenido, si bien ya hay modelos y supercargadores que pueden hacer la tarea en un tiempo relativamente corto, aún queda tiempo para que esa sea la norma.
Según Raizen, empresa de energía que tiene a Shell bajo su paraguas, evalúa que ese tiempo de recarga podría llevar a un cambio en la filosofía y fisonomía de las estaciones, que pasarían a sumar más servicios.
Las actuales estaciones de servicio podrían incorporar centros gastronómicos o de compras y servicios, algo similar a lo que sucede con los aeropuertos que dejan de ser lugares de paso y se van convirtiendo en puntos de encuentro.
Si lo anterior se diera, se produciría el cambio de signo, de usar los shoppings para recargar, la estación se transformaría en una suerte de centro comercial.
La idea no es nueva, en muchos mercados y especialmente en las rutas las estaciones ya ofrecen muchas amenidades, y quizás sean justamente los centros fuera de las grandes urbes donde esta nueva modalidad progrese más rápidamente.