La empresa argentina de desarrollos satelitales y espaciales, VENG, que integra la constelación de empresas público-privadas alrededor del desarrollo de la industria satelital y espacial de nuestro país, consiguió desarrollar un “fatigómetro”, una pieza que se integra a aeronaves de entrenamiento militar avanzado del avión Pampa IA-63.
VENG anunció el logro a través de sus redes sociales, Y lo caracterizó como un hito, que permite sustituir componentes tecnológicos, tradicionalmente importados.
A finales de mes de marzo, la empresa comunicó que el fatigómetro diseñado y fabricado localmente recibió la calificación otorgada por al Dirección General de Aeronavegabilidad Militar Conjunta del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (DIGAMC).
Jonatan Santarelli, responsable de la Oficina de Gestión de Proyectos de la Gerencia de Gestión Integrada de VENG, sostuvo que “fue un desafío extra el haber comenzado en plena pandemia. De todos modos, pudimos, en conjunto con todo el equipo, diseñar desde cero el desarrollo de este producto con estándares de calidad internacional. Es una alegría que, desde VENG, hayamos emprendido este trabajo de manera conjunta con una empresa como FAdeA. Se generó una muy buena sinergia entre los equipos de ambas empresas. Ojalá más proyectos nos sigan uniendo “.
VENG se destaca por ser una de las empresas más enfocadas en desarrollar lanzadores satelitales, uno de los eslabones faltantes de la industria satelital argentina. Sin embargo, sus conocimientos técnicos se extiendne en el área aeroespacial, y en particular en la industria de la Defensa. Por eso elaboró un acuerdo con la Fabrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA).
De esta forma, emprendió el desarrollo, diseño y fabricación de un fatigómetro para equipar a las aeronaves de entrenamiento avanzado IA-63 Pampa.
¿Qué es el fatigómetro?
Es un dispositivo electrónico encargado de registrar las fuerzas de carga a las cuales es sometida la célula (conjunto de fuselaje y alas) de una aeronave en vuelo. Los puntos de peligro son las inserciones de las alas en el fuselaje, especialmente en aparatos muy acrobáticos como el Pampa. Este componente fue íntegramente diseñado por profesionales de VENG.
En base a los informado por la empresa, las pruebas a fin de certificar que fatigómetro de diseño y fabricación nacional cumplía con todos los ensayos ambientales y de funcionamiento requeridos por la DIGAMC tuvieron lugar entre los meses de junio y diciembre de 2021.
La certificación del fatigómetro desarrollado y producido por Veng constituye un avance en los objetivos fijados en la producción de los IA-63 Pampa por FAdeA: aumentar la cantidad de componentes desarrollados y fabricados por la industria argentina. Previamente, este componente debía ser importado del exterior. Con este logro de la empresa nacional Veng la futura fabricación del fatigómetro podrá ser realizada en el país por profesionales argentinos.
No es fácil «nacionalizar» este caza de entrenamiento y ataque liviano: consta de unas 20.000 componentes, que en el diseño original de los ’70 eran casi 100% importadas. En este momento, por construcción y sucesivos rediseños, este avión es argentino, pero no así el 87% de sus aviopartes. Como el Pampa es un avión tan «dolarizado», las constantes caídas del valor del peso siempre impidieron hacer grandes acopios para poder fabricar un número significativo de aviones como para generar saldos exportables.
La última versión del Pampa, el modelo 3 block 2, por prestaciones y precio sería muy competitivo en su segmento dentro del mercado mundial. Pero sólo si se logra construir una cadena de proveedores nacionales de componentes que puedan ganar plata aunque cobren en pesos. Y esos industriales son crecientemente difíciles de reclutar: cada vez que gobiernan un Menem o un Macri, la FAdeA es vendida a EEUU, o el Pampa es desprogramado, o ambas cosas. Y entonces los proveedores locales «se clavan» con los RRHH y el equipamiento que adquirieron.
Lo más inteligente que ha hecho FAdeA ante esta situación ha sido iniciar el diseño y homologación de un avión de entrenamiento primario casi enteramente nacional, salvo por el motor y la instrumentación: el IA-100 Malvina. Eso, y el diseño y construcción experimental de los SARA (Sistema Argentino de Robots Aeronáuticos), drones de uso dual, vehículos que -como se ve en Ucrania- ya no son el futuro del combate aéreo: son el presente.
Ambos proyectos, el IA-100 y el SARA, fueron interrumpidos en 2016. Con la conducción actual de FAdeA, el IA-100 se retomó. Mientras tanto, se sigue remando para «nacionalizar» el Pampa. Tarea compleja, si las hay.