Gran Bretaña trasladará a Ruanda a los solicitantes de asilo que crucen el Canal de la Mancha. Es el polémico plan de Boris Johnson para enfrentar la inmigración ilegal, que no ha dejado de crecer desde que el país abandonó la Unión Europea. Sólo el año pasado más de 28.000 personas cruzaron ilegalmente el canal.
El Gobierno de Johnson ha anunciado varias medidas para desmantelar las redes de tráfico de personas. Entre ellas, que la Marina patrulle la costa británica. La Royal Navy asumirá el control de las aguas territoriales del Canal, situado entre Francia e Inglaterra. Habrá vigilancia aérea, personal militar, helicópteros y drones, a fin de enviar un «mensaje claro» a los traficantes de personas de que, si arriesgan la vida de los que buscan refugio, afrontan penas de prisión.
El político conservador defendió la necesidad de tomar medidas para combatir a los «viles traficantes de personas» que convierten las aguas del Canal de la Mancha en un «cementerio», si bien adelantó que este plan no entrará en vigor de forma inmediata. La medida debe ser aprobada por el Parlamento.
«Cualquier persona que entre ilegalmente en el Reino Unido, así como los que hayan llegado ilegalmente desde el 1 de enero, podrán ser ahora reubicados en Ruanda», ha anunciado el Primer Ministro. Ésta ha sido su medida más polémica, consistente en trasladar a hombres solos y hacerlos esperar allí mientras se tramita su solicitud de asilo.
La medida fue repudiada por la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, que denunció que las personas que huyen de la guerra “no deben ser comercializadas como mercancías y trasladadas al extranjero para su procesamiento».
(Esta propuesta tiene asociaciones que quizás Boris Johnson no tuvo en cuenta: justamente en Ruanda se dio uno de los últimos genocidios del siglo XX: un intento de exterminio de la población Tutsi por parte del gobierno hegemónico Hutu de Ruanda en 1994. Se calcula que entre 500.000 y 1.000.000 de personas fueron asesinadas).