El diagnóstico de Kulfas «Hay una economía que está vigorosa en términos de crecimiento”

En estos días el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dio un extenso reportaje a Jorge Fontevecchia, del diario Perfil. Nos parece de interés reproducir aquí las evaluaciones y expectativas de uno de los dos hombres claves de la gestión de Alberto Fernández.

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«—¿Cuál es tu pronóstico de cómo va a ser la evolución de la economía este año? 

—Yendo al grano, vemos una economía que está en un buen momento, no sin dificultades. Si hace dos años nos hubiesen dicho que en 2022 íbamos a estar creciendo, generando empleo, sacando argentinos y argentinas de la pobreza, mejorando la desigualdad, reduciendo la desigualdad con la industria, creciendo con la energía de Vaca Muerta, produciendo récord con la inversión productiva, creciendo 30% respecto a 2019 y con las exportaciones en alza, realmente hubiese dicho que lo veía difícil o imposible, o me tengo que pellizcar para pensar que esto es cierto y es lo que está ocurriendo. Esto no es color de rosa, tenemos una inflación alta que tiene dos componentes, el nuestro propio de una inflación que ya lleva 15 años en dos dígitos, que se aceleró durante el último gobierno de Mauricio Macri y que se agravó ahora por la crisis internacional, o mejor dicho, primero por la pandemia y después por el impacto de la crisis en Ucrania. Hay que verlo todo. La mitad medio llena del vaso es una economía creciendo, impulsada por la inversión, por las exportaciones, mejorando el consumo, sacando gente de la pobreza. Por supuesto, necesitamos bajar la inflación para que el efecto de todo este crecimiento se vea mucho más en los hogares. Pero para ser concreto, respondiendo a tu pregunta, veo un año bueno, no sin dificultades. Aspiramos a crecer por segundo año consecutivo, y que también el año 2023 podamos volver a crecer, porque esto lo que nos va a permitir realmente es construir otro sendero que nos permita crecer a largo plazo y no andar siempre a los sobresaltos.

—Cuando uno les pregunta a los distintos actores económicos cuál es su proyección de lo que va a suceder en la economía de este año, todos  dicen “depende cuánto dure la guerra”. La guerra, para un país como la Argentina, independientemente de que moral o éticamente sea una pregunta incómoda, ¿trae más oportunidades que amenazas o amenazas que oportunidades?

—A nuestro país le trajo las dos cosas, por un lado mejoró los precios de exportación, la soja, el trigo, el maíz, valen mucho más que lo que valían a principio de año, pero también vale mucho más la energía. Argentina hoy es un país productor de energía, gracias al plan Gas que implementamos en 2020. Vaca Muerta está en récord de producción y tenemos un abastecimiento muy importante, pero no todo. Nos falta durante períodos del año un 10% o un 15% del abastecimiento de gas para poder tener seguridad respecto a los hogares y las industrias, eso hoy hay que importarlo. También el precio del gas se fue por las nubes. Con lo cual, el resultado es ambiguo y obviamente estos efectos también se traducen en más inflación, que se ve en todo el mundo. Lo hemos visto en estos días, en el mes de marzo, inflación del 3% en España, 2,5 en Alemania, Turquía arriba de 6, cosas que no se veían hace décadas. Insisto, esto es un efecto ambiguo, tenemos cosas que nos favorecen y otras que generan tensiones.

Matías Kulfas 20220416

—Pero en el balance, ¿las amenazas son menores que las oportunidades o al revés? 

—En el corto plazo es equilibrado, porque insisto, tenemos más inflación, pero tenemos más divisa de exportación por el lado del complejo alimentario. Y en el mediano a largo plazo soy muy optimista. Estoy viendo un escenario donde Argentina se está recuperando, por un lado hemos puesto las políticas industriales productivas en el sendero correcto, y al mismo tiempo el mundo está demandando mucho de lo que Argentina provee. Todas las semanas estoy recibiendo inversores en litio, por ejemplo, desde que estamos en el gobierno 4.200 millones de dólares de inversión fueron al litio y esto sigue creciendo.  Lo que veníamos viendo de la electromovilidad donde aparte tenemos un proyecto de ley, tenemos una política justamente para toda la cadena del litio. Eso que veíamos incipientemente hace unos años se ha acelerado después de la pandemia, y hoy Estados Unidos habla de llegar a 2030 con la mitad de sus vehículos eléctricos, el mundo va en esa dirección.  Autos eléctricos significa más litio, Argentina es una de las principales reservas del mundo, más cobre, donde estamos con proyectos muy concretos. Está arrancando en estos días el proyecto de cobre José María en la provincia de San Juan, 4.100 millones de dólares que se van a invertir en este proyecto. El mundo demanda más alimentos y Argentina es un gran productor de alimentos. Si queremos agregarle más valor, producir carne, producir para exportación, a otros productos. El mundo demanda energías renovables y la Argentina tiene hidrógeno verde, la inversión más grande que se anunció en el siglo XXI, lo hemos trabajado con la empresa Fortescue, una empresa australiana, que se hace en la provincia de Río Negro, el combustible del futuro, que es el hidrógeno verde. Energía, el gas, como combustible de transición, con el gasoducto Néstor Kirchner vamos a tener abastecimiento asegurado y empieza una etapa de exportación en escala de gas y de petróleo. Es decir, por el lado de la minería, por el lado de la energía, de los alimentos y de las industrias que se están recreando por los procesos de salida de Asia, y vuelta a América, Argentina tiene todo para ser campeón en esta década.

«Hay un montón de inversores internacionales que están mirando a Argentina con interés»

—¿Puedo simplificar todo el desarrollo que hiciste diciendo que Argentina está por entrar en un ciclo de viento de cola nuevamente sostenido?

—Estamos en un ciclo donde hay muy buenas condiciones, lo de viento de cola me hace ruido porque parece que entonces uno se deja llevar, y ya lo decía Séneca, no hay viento de cola si uno no tiene bien claro para dónde está conduciendo.

—No es condición suficiente, pero su condición necesaria. 

—Por supuesto que el hecho de que haya un panorama internacional que nos favorece sin duda es un aliciente.

—Vos que escribiste “Los tres kirchnerismos”, cuando comparás este escenario internacional para la economía argentina con el de 2003, ¿con qué te encontrás? 

—Este escenario en muchas cosas es incluso mejor que el de 2003, porque en el caso de la minería, por ejemplo, veo oportunidades de ingresar en toda la cadena de valor, de ser un proveedor de minerales, pero también de construir en la Argentina la plataforma sudamericana de vehículos y baterías eléctricas. Estamos trabajando en eso y dentro de pocos días va a haber anuncios, porque estamos recibiendo inversores que ya no solo los hemos interesado en el litio, con la Ley de Movilidad que está en el Congreso y que es la ley más avanzada en América Latina hasta ahora, en la que plantea desafíos más fuertes con incentivos muy claros. Hay un montón de inversores internacionales que están mirando a Argentina con interés porque está claro que va a haber plataformas mundiales. Obviamente Estados Unidos va a ser una, va a haber en Asia, en Europa. En América del Sur, Argentina aparece a la vanguardia y esto nos posiciona también como proveedor industrial, no solamente como proveedor de materias primas.

—¿Cómo se  compara la situación internacional actual para Argentina en sus dos grandes momentos: a comienzos del siglo pasado y a mediados? 

—Éste es un momento distinto a ambos, primero estamos en una etapa de globalización, solo que es distinta a la que veníamos viviendo. Hay un reacomodamiento geopolítico que en algunas cosas nos puede beneficiar. Estoy viendo un escenario donde Argentina tiene cierta madurez en algunos procesos productivos y tecnológicos. Lo que necesita son políticas estables, por eso presentamos hace pocos días un plan a largo plazo. Argentina tiene que salir de esta lógica de estar siempre a los tumbos, tapando agujeros. Por supuesto, como lo son los problemas de corto plazo, eso hay que hacerlo permanentemente, pero también planificar a largo plazo. Lanzamos el Plan Argentina Productiva 2030, que está estructurado en torno a diez misiones industriales. Lo tomamos de Marina Mazzucato, economista italiana que está en Inglaterra. Este tema es interesante porque no se trata solamente ya de hacer planes sectoriales, que motiva mucho a los actores del sector, pero no son tan comprendidos por el resto de la sociedad. Estas misiones justamente buscan atacar desafíos sociales, económicos y ambientales. Argentina vive en una situación pendular políticamente desde hace mucho tiempo, lo que buscamos es estructurar algunos consensos mínimos. Nos gustaría que este plan no sea simplemente el plan del Ministerio o del gobierno de Alberto Fernández, buscamos que pueda enraizarse en los sectores productivos, los sectores sindicales, la sociedad civil, las universidades y también de la oposición. Argentina no puede estar cada tres o cuatro años cambiando de idea, no sirve más hacer alimentos, hay que hacer software, hay que hacer de todo, pero ordenadamente.  Hay que ponerse metas mensurables que puedan ser evaluadas y que puedan obviamente ir siendo corregidas, pero con un horizonte claro. Llegar a 2030 con dos millones de puestos de trabajo más formales de los que tenemos ahora, con nueve millones de pobres menos de los que tenemos ahora, con una economía que esté funcionando correctamente, que no tenga desequilibrios externos, con el doble de exportaciones de las que tenemos ahora.

«Existe un escenario donde Argentina tiene cierta madurez en algunos procesos productivos y tecnológicos»

 —Argentina tuvo sus dos momentos de gloria coincidiendo con las dos Guerras Mundiales. La pandemia, que para muchos fue equivalente a una guerra, y ahora la de Ucrania ¿reformulan la geopolítica y hacen que la globalización entre en otra etapa, que se priorice tener autoabastecimiento, tener seguridad de insumos, lo que nuevamente se le vuelva a dar a la Argentina una oportunidad como en las dos guerras anteriores?

—Sí, estás diciendo cosas justamente muy atinadas y que describen muy bien el momento que estamos viviendo. No es que se rompió la globalización, como sí se había roto en los momentos de autarquía que hubo en el período de entreguerras, y parte del escenario de la segunda posguerra. Lo que hay ahora es otra globalización y efectivamente con la pandemia, la situación geopolítica impuso en muchos países la necesidad de repensar las cadenas de valor, hacerlas más cortas, resilientes, trabajar justamente en asegurar abastecimiento. Tuve reuniones con sectores de Estados Unidos que planteaban esto y no era simplemente pensar en vacunas o en medicamentos, sino en redes de suministro mucho más amplias.  Al mismo tiempo hay tecnologías nuevas que hoy permiten producir un montón de bienes y servicios de manera más automatizada, con lo cual esa búsqueda del pasado de inversiones que se iban a Asia, a países de bajos salarios, ya carece de sentido, porque además esos países ya mejoraron sus salarios. Hay un mundo que es diferente, se está reacomodando y si tenemos la habilidad, la inteligencia, toda la Argentina, no solamente el Gobierno, la sociedad civil y los sectores productivos, si nos dejamos de pelear por cualquier cosa y tiramos para el mismo lado, hay una oportunidad enorme y tenemos una década para crecer en serio.

Matías Kulfas 20220416

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(Continuará mañana)

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