En estos días se cumplieron 10 años desde la decisión del gobierno argentino de expropiar el 51% del capital accionario que el holding español Repsol poseía en YPF y sus empresas asociadas. En esta nota se recogen declaraciones de funcionarios y referentes de distintos sectores del oficialismo. Puede considerarse, entonces, como una visión parcial, porque hoy la oposición difícilmente las comparta públicamente. Pero la realidad actual del mundo muestra que ningún país puede darse el lujo de dejar su política petrolera, de energía, en manos ajenas.
En ese momento, uno de los argumentos más importantes para impulsar la acción fue la necesidad de recuperar la soberanía petrolera y frenar la caída de la producción. Ese año se había perdido autoabastecimiento y la faltante de combustibles afectaban la demanda.
Argentina era productora de hidrocarburos pero no tenía el control de su política energética. El alerta llegó cuando en 2011 por primera vez hubo saldo comercial negativo entre la exportación y la importación de combustibles.
“La lógica de la gestión de Repsol, que la había comprado a precio de ganga en los ´90, era dejar de invertir y endeudarse. YPF terminó funcionando dentro de la lógica de la multinacional, donde la última prioridad era que tuviéramos gas y petróleo accesibles en Argentina. La estatización era para el país una cuestión de soberanía”, declaró el gobernador Axel Kicillof al ser consultado ayer sobre el tema.
Luego remarcó que la situación de la petrolera manejada por Repsol «venía en una caída catastrófica», con bajas del 40 al 42% en la extracción de petróleo y gas. Kicillof explicó que la gestión estatal logró revertir esta situación al crecer «25% en gas, 16% en petróleo, y con la puesta en marcha de los yacimientos en Vaca Muerta».
Vaca Muerta representa la segunda reserva de gas no convencional y la cuarta en petróleo del mundo. El actual presidente de YPF, Pablo González, recordó la estatización y dio detalles sobre la actualidad de la petrolera. «La decisión de recuperar YPF fue una de las más trascendentales en la historia de la empresa».
Según un informe de la CEPAL, tres años después de la nacionalización los resultados estuvieron a la vista: «La decisión de reinvertir esas utilidades, más el financiamiento que pudo obtener YPF, derivó en una importante expansión de las inversiones y la consiguiente capitalización de la compañía que, a su vez, fue apuntalada por la política oficial hacia el conjunto del sector de aumentar los precios domésticos para impulsar la actividad.
Estos recursos volcados al complejo hidrocarburífero local permitieron imprimirle otra dinámica a YPF y quebrar la tendencia descendente que registraban los flujos de producción de petróleo y gas natural, como también las reservas de estos combustibles. Principalmente, las dos provincias donde mayor dinamismo se advirtió fueron Santa Cruz y Neuquén, con características distintas en la medida en que esta última tiene un gran potencial en recursos no convencionales», indicaron Mariano Barrera, Damián Kennedy y Hernán Palermo.
En relación a la producción de Vaca Muerta, YPF aporta el 60% en petróleo y el 30% en gas. En 2022, la empresa planea invertir u$s 1.600 millones para incrementar en un 40% la producción de gas y petróleo en Vaca Muerta. El costo de desarrollo de las operaciones de YPF en Vaca Muerta se redujo en seis años en un 56% y está muy cerca de valores internacionales (similares a los del Permian, que es el desarrollo de los Estados Unidos que más se parece a Vaca Muerta).
Al igual que todas las empresas del país, YPF recibió un golpe duro. Pero en 2021, pero logró recuperarse con una inversión de u$s 2.700 millones. Entre los principales indicadores de esa recuperación es que en el 2021, por primera vez en cinco años, la producción de hidrocarburos no fue negativa y se logró frenar el declino de los campos maduros a través de la recuperación secundaria y terciaria.
Para el 2022, la empresa proyecta un 40% de crecimiento de la inversión con un total de u$s 3.700 millones que serán destinados en el desarrollo de Vaca Muerta y la modernización y adecuación de las refinerías. En las energías renovables, YPF también está siendo un actor relevante con la producción de tres parques eólicos, el segundo productor de energías renovables del país.
En conmemoración, Martín Guzmán, actual ministro de economía celebró en sus redes sociales los 10 años de la nacionalización: «Hoy se puede hablar de construir soberanía energética porque hace 10 años se tomó una decisión estratégica. Hoy Vaca Muerta tiene la importancia que tiene por esa misma decisión. Recuperar YPF fue un acto de soberanía que cambió la dinámica sectorial».
«La transformación más relevante fue el notable aumento de la inversión para poner en marcha el desarrollo productivo de Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional. Y así, cambiar la historia energética de nuestro país», agregó.
«Luego de una nueva etapa de desinversión y declive desde fines de 2015, YPF está transitando un notable proceso de recuperación, con el mayor programa de inversión del último lustro (USD 3.700 millones). Cuando YPF crece, toda la industria energética nacional se potencia».
«Hoy Argentina enfrenta una gran oportunidad para acelerar el desarrollo energético, lo que sería transformacional para nuestro sistema productivo y la estabilidad económica. La decisión sobre YPF del 16 de abril de 2012 permite que 10 años después este camino sea posible».