Desde que el 1 de mayo de 1886, en Chicago, Estados Unidos, se iniciaron las huelgas en reclamo por una jornada laboral de 8 horas, esa fecha -designada como Día del Trabajador- ha tenido una rica y a veces violenta historia en la mayor parte del mundo (Curiosamente, EE.UU. es uno de los países donde no se celebra ese día). Y, necesariamente, ha ido mostrando los cambios en la sociedad.
Entre nosotros, en la Argentina, es significativo que ayer el acto más numeroso no fue convocado por una fuerza política, ni tampoco por las organizaciones de trabajadores en relación de dependencia, mayoritariamente vinculadas al peronismo. Fueron los movimientos sociales, que agrupan a los trabajadores informales, quienes, nucleados en la UTEP, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, realizaron ayer una masiva movilización por el día del trabajador.
Fue en la Capital Federal y tuvo su punto central en la intersección de la 9 de Julio y la Avenida de Mayo. Ante unas 300 mil personas, hablaron el secretario general de la UTEP, Esteban “Gringo” Castro; Gildo Onorato, del Movimiento Evita; Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán; Norma Morales, de Barrios de Pie-Somos; y Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista Combativa.
Pidieron por una Ley General de Tierra, Techo y Trabajo, que propone concretar 375.000 soluciones habitacionales con un presupuesto inicial de 420 mil millones de pesos para atender la emergencia y generar tres millones de puestos de trabajo.