Desde la Comisión Nacional de Energía Atómica adelantan que el principal interesado es Canadá. El objetivo de la CNEA es obtener financiamiento con alternativas de producción además del agua pesada.
La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis informó que ya hay países interesados en financiar la producción de urea en la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), una de las alternativas proyectadas para la línea de producción que no se destine al agua pesada.
A su vez, comentó que en la CNEA están buscando financiamiento para concretar un estudio sobre las posibles producciones alternativas en la planta.
Serquis subrayó que la prioridad es producir agua pesada. Para ello destinarían una sola línea de producción, por lo que la otra restante podría dedicarse a diversas opciones técnicas: las que se mantienen en carpeta son la producción de urea y de hidrógeno.
«La segunda de las líneas puede transformarse a la producción de urea, que en la ecuación económica de ahora es mucho mejor que hace algunos años cuando se intentó licitar la planta para esta producción. En ese momento no hubo ningún inversor interesado«.
Ahora, se armará un plan de inversiones, ya que «es probable que la ecuación haya cambiado». En esta línea, proyectan que la planta pueda utilizarse en un futuro para iniciativas como la producción de amoníaco o hidrógeno, «pensando en que si la planta es alimentada por alguna energía renovable podría comenzarse a pensar en hidrógeno verde«.
Este último lo mencionó como «un plan bastante a futuro«. Por el momento buscan un financiamiento de 250.000 dolares para hacer un análisis sobre qué sería conveniente producir, y después avanzarían en la búsqueda de inversores para la producción de urea: «Ya hay países interesados en esto. No solo inversores argentinos si no también del exterior«.
«Canadá es uno de los interesados«, reveló Serquis. Sin dar más detalles, subrayó que por ahora «estamos viendo el estudio que hay que hacer ahora para poder ver las opciones y ver como todo el mercado lo vale».
Serquis explicó que ante la necesidad de contar con agua pesada para las centrales nucleares «en un momento en que las divisas no nos sobran», es importante poder fabricarla en el país. Nos parece que es una cuestión estratégica para poder seguir funcionando en nucleoelectricidad».
En estos términos el costo de reactivar la producción va a depender del estado de las instalaciones y el equipamento: «no se sabe si van a tener que cambiar algunos pequeños componentes y el tiempo de importación de ellos. El costo de esto es algo que van cambiando con el paso del tiempo«.
Por ahora, la proyección que había hecho la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI) encargada de operar la PIAP, era que en los meses de reacondicionamiento «se iban a requerir aproximadamente 11.000 millones de pesos«.
Este año, a través del presupuesto aprobado por el DNU, ENSI recibió una partida de 1.400 millones de pesos. Este monto «permitirá incorporar algunas personas. Va a ser paulatino. Para este año no se va a requerir más que ese monto para poder iniciar el proceso de reacondicionamiento». Para ello, «ya estamos en un proceso de firmar un contrato con ENSI«, adelantó.
«El proceso de reactivación va a depender de varios factores. Por un lado, en qué momento se empieza a inyectar este dinero«, remarcó. El plan comprende entre entre 20 y 30 meses «para que empiecen a tener las primeras 80 toneladas de producción de agua pesada, pensando en reactivar una sola de las dos líneas».
Este proceso podría tardar «por dos razones: hay que volver a incorporar personal, formarlo; ver quienes pueden llegar a volver que ya tengan el conocimiento: no es una planta sencilla, es impresionante y la tecnología que tiene es muy buena». La otra porque «aunque estuvo en mantenimiento uno no sabe con que problemas técnicos se puede encontrar cuando empiece a operar», expresó Serquis.
En tanto a la cantidad de agua pesada requerida en el país, Serquis comentó que desde que ingresó a la gestión recibió «un informe de NA-SA (Nucleoeléctrica Argentina SA) que decía que hasta el fin de vida de las centrales actualmente en funcionamiento se necesitaban aproximadamente 485 toneladas de agua pesada«.
Además, Serquis confirmó que NA-SA presentó un proyecto que ya fue aprobado por la secretaria de Energía «en el cual se plantea la posibilidad de tener una quinta central también de uranio natural, que implicaría la necesidad de otras 500 toneladas de agua pesada«.
La producción de agua pesada en la PIAP «nos permitirá seguir teniendo soberanía en cuanto al funcionamiento de las centrales nucleares e independencia energética«, destacó.
«En el mundo es un bien bastante escaso. De hecho, la importación por ese bien se pudo hacer a un precio muy razonable porque Rumania está de alguna manera liquidando ese stock. Está cerrando algunas de las plantas, por lo que cuando termine de liquidar ese stock nadie sabe cual va a ser el precio final«.
Por eso, el agua pesada «va a ser un bien estratégico que nadie va a saber su precio. Ya tuvimos contacto con algunos países interesados en otras aplicaciones de agua pesada, relacionadas mas con la parte medicinal o con algunas industrias que la requieren quizás en cantidades mucho menores que una central nuclear pero ya con un interés de que puede ser un producto necesario«, cerró.