Científicos emprendedores argentinos: transformando desechos en alimentos de alta calidad

Esta es la historia de cómo un equipo de científicos y emprendedores argentinos desarrolló un negocio sin precedentes, descubriendo la forma de transformar miles de toneladas de deshechos en alimento de alta calidad. Sí, de desechos a alimento.

La idea nació en 2010, en pleno auge de la industria del biodiesel en Argentina, cuando el biólogo molecular Hugo Menzella @hugomenzella, que había vuelto a Argentina después de renunciar a un puesto en Silicon Valley, detectó problemas para potenciar la producción de biodiesel con aceite de soja.

Menzella se asoció a tres investigadores del CONICET y cofundó Keclon, una empresa que hoy dirige el Ing. Leonardo Marraffini y que ya cuenta con planta propia, capacidad para 80 puestos de trabajo de calidad para científicos argentinos y proyección global.

Como las enzimas son catalizadores que facilitan las reacciones químicas, son 100% biodegradables, ahorran energía y reducen el consumo de agua y otros recursos, los investigadores pensaron en crear una preparación enzimática que potencie el rendimiento industrial.

¿El resultado? Un tratamiento enzimático de bajo costo y alta eficiencia para purificar biodiesel, que se traduce en un 2.5% de eficiencia en el proceso de extracción (+250 mil toneladas de aceite en Argentina).

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Keclon: el potencial de las enzimas al servicio de la industria

Los investigadores del CONICET María Eugenia Castelli, Andrés Aguirre, Salvador Peirú y Hugo Menzella fundaron la empresa biotecnológica Keclon, que desarrolla y comercializa enzimas.

Para hacer la combinación enzimática, toman bacterias naturales y, mediante técnicas de modificación genética, les eliminan los genes que no necesitan para crecer en un fermentador y les agregan otros que les sirven para potenciar el crecimiento de las enzimas.

Cuando en el proceso de extracción del aceite se incorpora la preparación enzimática para purificar el biodiesel, se logra una baja muy grande del nivel de desechos derivados del proceso y un aumento del rendimiento final. Es decir, se convierten residuos en alimento.

Este desarrollo biotecnológico tiene una proyección inmensa a nivel global porque permite mejorar el rendimiento de industrias como la alimenticia, oleoquímica y farmacéutica de forma sustentable con técnicas de ingeniería genética, biología sintética y evolución dirigida.

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Como siempre digo, en Argentina hay cientos de proyectos con un potencial enorme y que nos están posicionando a nivel global en la industria de la biotecnología. Más ciencia es más trabajo de calidad, más divisas extranjeras ingresando al país, más crecimiento y desarrollo.

Gabino Rebagliati