Actualización:
El sindicato de los trabajadores del neumático y las empresas del sector alcanzaron un acuerdo esta madrugada, tras varias horas de debate en el Ministerio de Trabajo.
El acta firmada en la sede de la cartera laboral habilitó un 16% de recomposición salarial para el último tramo de la paritaria vigente. Así, el gremio se llevó un 66% de mejora salarial anual para el período 2021/2022, y además acordó con los fabricantes el pago de un bono de 100.000 pesos.
Así se pone fin a un conflicto que se extendió por cinco meses y paralizó no solo a la producción de neumáticos sino que escaló hasta frenar a las principales automotrices que se quedaron sin un insumo básico para sus vehículos.
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El ministro de Economía había advertido que abrirán las importaciones si no se resuelve en horas el enfrentamiento entre el gremio y las patronales.
Sergio Massa jugó al límite para intentar destrabar en cuestión de horas un conflicto que lleva cinco meses sin solución. Con el argumento de que la afectación al sector automotríz será importante, podría costar empleos y el Estado perderá por el parate de las plantas productores de neumáticos ingresos millonarios en divisas que hoy busca de manera desesperada, puso el ancho de espadas en la primera mano: en una reunión que mantuvo con fabricantes de vehículos, autopartistas y los gremios de SMATA y UOM, avisó que si hoy no se cierra el acuerdo salarial pendiente entre las tres productoras de cubiertas (Pirelli, Bridgestone y FATE) con el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (SUTNA), les darán a las empresas -que decidieron en una medida polémica cerrar las plantas- la posibilidad de importar el producto para que no queden desabastecidas las terminales.
El ministro -que se sentó a una mesa en la que inicialmente estaría al frente el secretario de Industria, José Ignacio De Mendiguren- expuso además que pondrá a disposición de las terminales automotrices el stock de piezas incautado en la Aduana “para que puedan seguir produciendo”.
Y mandó un mensaje muy directo para el gremio, cuya conducción está en manos de partidos de izquierda: “no se puede ser rehenes de situaciones de capricho y que un grupo muy reducido ponga en riesgo más de 150.000 empleos”, dijo, y agregó que eso ocasiona, asimismo, “casi US$ 40 millones por día de pérdida”.
En la reunión que se llevó a cabo en Hacienda fueron parte además el secretario de Comercio, Matías Tombolini, la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) y la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (Afac). También hubo autoridades de las empresas Bridgestone y Pirelli, y de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra).
La escena de Massa, en su conjunto, merece miradas sobre la gestualidad de semejante jugada horas antes de que el SUTNA y las empresas vuelvan a sentarse a negociar salarios en la sede de Alem del Ministerio de Trabajo.
La primera es, precisamente, que Massa ejerció un rol casi de titular de la cartera laboral, que encabeza Claudio Moroni, cuadro que no fue de la partida.
Hay muchas críticas internas del Gobierno por la ausencia de negociación política del lado laboral, en un conflicto que viene con cinco meses en esta intensidad y cuando, además, para el Ejecutivo el de los autos es un sector vital para el empleo y las divisas.
El segundo punto particular es que Massa eligió cruzar muy fuerte al SUTNA y, aunque su intención haya sido solucionar los bloqueos a plantas, terminó colaborando con la teoría empresaria que manifestaron, entre otros, el titular de FATE, Javier Madanes Quintanilla, de que este conflicto tiene un fuerte componente político.
Puede tenerlo en parte, pero esa posición obvia que un Gobierno necesitado de divisas dispone, en medio de la puja distributiva, una jugada que favorece a un sector que viene con fuertes ganancias, tantas que una de las empresas, Bridgestone, pagó un bono de 730 mil pesos a sus obreros por haber superado su rendimiento en 6 puntos.
Naturalmente para el Gobierno, que tiene pinchado el tanque de nafta de dólares, no puede quedar nada librado al azar. Hubo un dato, en este sentido, que inquietó mucho: Toyota, que produce algo más de 650 vehículos diarios en su planta de Pacheco y fue, junto a Ford, una de las que pararon la producción, exporta el 80 por ciento de ese producido y es la que más fabrica y más vende al exterior. Sólo en ese ejemplo, el Estado perdía con el conflicto 13 millones de dólares diarios.
Qué se discute
Yendo a los números, la paritaria del sector en 2021-2022, que tiene fecha de julio a junio, cerró con un aumento de 50 por ciento en cuotas: la primera en julio del 2021 del 12 por ciento, otra en octubre del 11 por ciento, una en diciembre de 10 por ciento y la última en febrero de 17 por ciento. Además, las firmas otorgaron un bono de 21 mil pesos en diciembre. El problema es que en el período la inflación fue del 70 por ciento.
Por esta razón, y antes de sentarse a charlar del aumento 2022-2023, el gremio pidió hacer uso de la revisión del acuerdo paritario para marzo de este año. En la primera audiencia las empresas comenzaron ofreciendo una recomposición salarial de apenas 7 por ciento, aunque la última oferta ascendió a 16 por ciento sobre los salarios vigentes a junio de 2021 a partir de julio de 2022, alcanzando un total de 66 por ciento de aumento- en linea con la inflación- correspondiente al periodo paritario 2021.
El sindicato rechazó esta oferta. «Durante 22 audiencias las empresas tuvieron la misma posición y repitieron la misma propuesta, que no daba aumento de salario real», justificó el secretario general de Sutna, Alejandro Crespo.
La última propuesta empresaria, que desató un paro por tiempo indeterminado por parte de la gremial, fue plantarse sobre ese 16 por ciento de revisión, eliminar la discusión del bono y otorgar un 38 por ciento de paritarias para 2022-2023. Fue un golpe duro por parte de las empresas en un año en el que la inflación va a rozar los 100 puntos.
Un scrum con resultado incierto
En este contexto, Massa anticipó que si eventualmente mañana no se resuelve el conflicto, el Gobierno habilitará “a las empresas fabricantes como importadores de emergencia” para que adquieran en el exterior “todos los neumáticos que necesiten” para continuar produciendo.
Por otra parte, agregó que “llama la atención el crecimiento de las medidas cautelares a favor de importaciones desde que se inició el conflicto”, y adelantó que “todo el stock incautado en la Aduana va a ser puesto a disposición de las terminales automotrices para que revisen qué les sirve” y puedan “seguir produciendo”.
Asimismo, volvió a hablar de dinero cuando dijo que «entendemos el riesgo que representa perdernos más de 200 millones de dólares de exportaciones de acá a fin de año». Lo dijo rodeado de empresarios del sector, los fabricantes de neumáticos, las terminales y los autopartistas, con un único ausente, el SUTNA. La jugada es al menos riesgosa dado que se verá cómo se destraba el encuentro en Trabajo si la parte patronal no cede en el ofrecimiento salarial. Desde el gremio dijeron que no cambió en nada, hasta ahora, el reclamo que se viene llevando.
Al finalizar la reunión, Mendiguren señaló a la prensa que el conflicto hizo “caer la producción de neumáticos en 1,8 millones de unidades desde que empezó” y que impide la producción de «casi 2.500 vehículos al día», lo cual «impacta fuerte en las exportaciones». Y dijo que «no es comprensible que esto suceda. Me parece perfecto que los trabajadores tengan la mejor remuneración posible pero este es uno de los sectores que, dentro de los 240 convenios, está 19 en cuanto a los mejores pagos. También tienen participación en utilidades”.
Por su parte, la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), que nuclea a empresas de todas las terminales que producen en el país, manifestó la imperiosa necesidad de una solución inmediata a través del diálogo. “En momentos en los que el sector trabaja en el desarrollo de medidas que contribuyan a promover la inversión, el aumento de la producción, la exportación y la generación de empleo, la radicalización de este tipo de acciones genera incertidumbre en los mercados de exportación por posibles desabastecimientos y afecta los planes de inversión», afirmaron desde Adefa.
En tanto, el presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (Afac), Raúl Amil, consideró que “el agravamiento de la situación provoca una importante pérdida de producción para la industria automotriz, con impacto en las terminales automotrices y sus proveedores, el mercado argentino de reposición y en las exportaciones; no solo de neumáticos, sino también de vehículos».
Leandro Renou