Especialistas en el uso de cannabis aseguraron estar viviendo «una revolución biomédica y cultural» en torno a esta planta y pidieron «la despenalización del consumo recreativo» en la tecera edición de la Expo Cannabis, que se extenderá hasta este domingo en el predio de La Rural, del barrio porteño de Palermo.
Frente a un cambio en la actitud de algunos sectores de la sociedad ante la marihuana -que en algunos años ha pasado de la demonización a un cierto entusiasmo, que se refleja en esta nota de la agencia estatal Télam- acercamos también la posición, más cautelosa, de FONGA, la Federación de Organizaciones no gubernamentales de laArgentina para la Prevención y el Tratamiento del Abuso de Drogas.
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«Es un momento de revolución biomédica y cultural, hubo mucho pánico moral en contra del cannabis y eso se está desarmando rápidamente», dijo Sidarta Ribeiro, profesor titular de Neurociencias del Institutos del Cerebro de la Universidad Federal de Río Grande del Norte de Brasil.
«Hay un contraste entre el uso medicinal, que se dice bueno, y el uso recreativo, que se considera malo. El uso terapéutico en ciertos momentos es recreativo y el uso recreativo tiene mucho de terapéutico. Es una falsa dicotomía, hay que mirar sin prejuicios el cannabis como una planta ancestral», dijo el especialista. Y añadió que el cannabis «tuvo históricamente un uso holístico y la ciencia converge a esto» tras brindar el taller «Cannabis, cerebro y salud».
Desde de las 10, el predio de La Rural se colmó de miles de personas de todas las edades que fueron a ver los cientos stands, charlas y actividades culturales relacionadas con la planta.
«Siempre tuvimos la concepción de que sea algo transversal, siempre quisimos mostrarle a la sociedad que no usa cannabis que somos también ciudadanos que tienen hijos, trabajos o vacaciones», afirmó Martin Armada, integrante de la revista THC, organizadora del evento, y agregó que la exposición «se piensa para toda la familia».
Según Armada, que integra la revista de cultura cannábica desde su lanzamiento en 2006, la masividad que ganó la discusión sobre el cannabis en la actualidad «tuvo como punto de quiebre el reconocimiento y la aceptación del potencional medicinal de la planta».
Armada aseguró que se debe terminar de aplicar todos los derechos con respecto al cannabis medicinal y que el próximo paso «es un regulación integral, terminar con la prohibición del cannabis».
«Hicimos una encuesta sobre usos de cannabis, donde respondieron más de 65.000 personas, y un 82% se autopercibe como usuario adulto o recreativo. Viviendo en democracia tenemos que legislar para las mayorías, que son los usuarios no medicinales», aseveró.
Si bien la mayoría de los asistentes eran jóvenes, que disfrutaban de tomar mates y encender cigarrillos al sol, también se vio muchos adultos mayores que se acercaron a la expo a mostrar su apoyo y conocer más sobre el cannabis, lo cual evidencia el cambio cultural del que hablaban los especialistas y activistas.
La provincia de Jujuy ya tiene su propia empresa de cultivo y producción de cannabis llamada Canava, que hace distribución de aceite en esa jurisdicción bajo receta médica para tratar la epilepsia refractaria, la enfermedad inflamatoria intestinal y síntomas relativos al cáncer.
«Con 35 hectáreas somos el cultivo legal más grande de Latinoamérica. El producto está disponible solo en Jujuy, pero estamos esperando que Anmat autorice la distribución en todo el país en los primeros meses de 2023″, aseveró Carolina Ituarte, médica oncóloga y encargada del área de Investigación y Desarrollo de la empresa provincial jujeña.
Anabella Cabrera, integrante de la asociación de veterinarios cannábicos Vet Cann, comentó que los usos de la planta no se restringen sólo a humanos.»Viene creciendo mucho la demanda en mascotas. Ven que funciona bien en humanos y entonces quieren verlo reflejado en su animal de compañía», aseguró.
En la segunda jornada de las expo se volvió a reclamar por la modificación de la ley 27.737 para evitar arrestos por portación para consumo personal.
«Festejamos todo el acompañamiento estatal que hay hoy en día, pero a la vez nos genera un desasosiego la ley de drogas. Siempre quedamos en manos de los magistrados cuando hay una causa, a veces te pueden tomar como que es cannabis medicinal y otras como si fueras un narcotraficante», lamentó Fernanda Alvez, integrante de la Asociación Argentina para la Producción, Crianza e Investigación de la semilla de Cannabis (CriaCann).»
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«Marihuana: ¿Cuál es el verdadero debate?
La discusión sobre la reforma de los marcos legales en relación a la marihuana tiene ya varios años en nuestro país. Hemos participado en varios de los espacios de debate generados al respecto y en todos detectamos una misma lógica: se propone la despenalización/legalización como solución absoluta a todas las dificultades de salud y de seguridad relacionadas con el consumo de marihuana y se postula esto directa o indirectamente como un modelo a seguir con las demás sustancias psicoactivas.
Esta lógica tiene varios detalles a considerar. En principio se propone como una discusión unidimensional: solo incluye como elemento a discutir el status legal de la sustancia. Para lo cual se han elaborado diferentes estrategias de fundamentación que en todos los casos tienen como objetivo -y efecto- la banalización y desproblematización de las prácticas de consumo de cannabis, siempre tomando como referencia a un consumidor ideal varón, adulto, de clase media. En ese camino se soslaya un tema central como lo es el impacto del consumo de marihuana -con un principio activo que triplicó su potencia en los último 20 años- en niños, niñas y adolescentes. Tema de suma importancia porque las edades de inicio en niños, niñas y adolescentes escolarizados es de 13 años y en la misma población no escolarizada se sitúa ente los 11 y los 12 (sin tener en cuenta que en niños, niñas y adolescentes en situación de calle la edad de inicio desciende aún más).
También se soslaya la dimensión de las políticas públicas sobre drogas. La OEA sostiene en su “Informe analítico sobre el problema de las drogas en las américas” (OEA, 2013) que “Cuanto mayor sea la capacidad para tratar con las consecuencias del uso y abuso de drogas, menor será el daño causado por el aumento del uso y abuso que probablemente resulte si las prohibiciones sobre la producción, venta y uso son reducidas o eliminadas” ( OEA, 2013 p. 98). Lo cual no es un dato menor. La despenalización / legalización tiene consecuencias, y evitar su gravedad depende de lo que el Estado está dispuesto a hacer en materia de atención. En nuestro país se discute fuerte sobre la despenalización de la marihuana; se discute fuerte sobre narcotráfico; se discute fuerte sobre el marco de derechos para la atención en salud mental; pero no se discute en absoluto sobre las condiciones políticas y financieras de construcción de un sistema de salud y una red de atención que contenga y acoja la creciente demanda de tratamiento, a la vez que atienda la acuciante necesidad de una estrategia nacional real de prevención y educación en materia de salud y drogas.
Hoy tenemos una legislación que no incluye -por decisión política- los términos “Comunidad Terapéutica” e “Internación”; que reconoce a desgano a las OSC especializadas en atención de las adicciones, entre otras cosas porque la especialización es tomada como una mala práctica, y la sociedad civil es vista con bastantes prejuicios y cierto desdén (o directamente desprecio); que al cuestionar la especialización arremete contra la especificidad de los problemas que plantea el consumo problemático de drogas, al punto que lo hace desaparecer como tal y solamente lo considera como un problema más dentro del campo de la salud mental; que como lo demuestran varios acontecimientos recientes, ha instalado un discurso políticamente correcto con efectos superestructurales pero sin una traducción real y transformadora de la realidad. Discurso que, además, se torna excluyente de otros discursos posibles como el de la sociedad civil.
El paulatino deterioro de la red de OSC que reciben y gestionan entre el 60 y el 80% de la demanda de tratamientos por adicciones debido a la precarización creciente de la inversión estatal, a la pregnancia del discurso de no internación que adoptan las obras sociales -por cuestiones que tienen más que ver con cálculos económicos que con la salud de sus afiliados-, tendrá una enorme impacto negativo en los sectores populares y medios que se verán forzados a recurrir a la red ilegal de pseudorganizaciones que proponen “tratamientos” sustentados en el engaño y la coerción, y lucran descaradamente con la desesperación de las familias. Esto es así porque los hospitales generales no tienen condiciones para transformarse en los únicos referentes institucionales para el abordaje de las adicciones, ni para constituirse en el único lugar posible para realizar internaciones, que solo están planteadas en términos de urgencias y no de programas de mediano y largo alcance. Más allá de la pandemia, y salvo muy específicas excepciones, los hospitales no tienen ni la estructura, ni los equipos, ni la expertisse, ni la filosofía ni el conocimiento para hacerlo. Como tampoco la tienen los enfoques comunitarios o territoriales por sí solos.
Para no poner el carro delante del caballo, creemos que esta es la discusión que debemos dar y resolver para consensuar un marco dentro del cual el debate sobre el status legal de la marihuana sea apropiado. Hasta tanto esto no ocurra, las ilusiones, la magia y la corrección política seguirán cobrándose vidas.»
F.O.N.G.A.
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