Pese a que la suba de los boletos de trenes y cole ctivos serán de entre el 30% y 70% según el recorrido y el ramal, y aumentará mes a mes hasta octubre; la decisión –tomada para afrontar el aumento de los costos- no alivia el gasto fiscal.
Es que la suba en las tarifas de estos servicios públicos no producirá una reducción real en el peso de los multimillonarios subsidios al sector, sino que -en el marco de las nuevas metas fiscales pactadas entre el Gobierno y el FMI -evitan que sean necesarios refuerzos presupuestarios para hacer frente a los mayores gastos del sistema.
El boleto con tarifa social pasará de los actuales $4,50 a $5,85, también de manera gradual.
Las empresas de colectivos del área metropolitana y el interior reciben cerca de $60.000 millones en subsidios. Los trenes, en tanto, cerca de $20.000 millones.
Sin dar precisiones, el ministro Dietrich afirmó que en términos reales los subsidios del transporte «están cayendo». Negó de manera contundente que se haya negociado con el FMI este nuevo ajuste tarifario y, cuando se lo consultó sobre el vínculo entre las nuevas metas fiscales asumidas por el Gobierno y esta suba de los boletos para evitar más subsidios, fue claro: «Hay un presupuesto y lo tenemos que cumplir».