A fuerza de promos, las marcas que operan en el polo de Tierra del Fuego culminaron los primeros cinco meses del año con una producción de 2,2 millones de televisores, lo que implicó un salto de casi 100% frente al mismo lapso de 2017.
En tanto, se produjeron 4 millones de celulares y 300.000 equipos de aire acondicionado, lo que les permitió generar a estas compañías una facturación global de u$s1.500 millones.
Sin embargo, así como la Selección Argentina quedó fuera de carrera, los festejos también quedaron atrás para la industria electrónica. La devaluación cambió las perspectivas y la demanda por parte de los retailers se desplomó en julio lo que está dejando a algunas plantas fueguinas con un alto nivel de capacidad ociosa.
Así algunas plantas quedaron con un nivel fijo de empleados demasiado elevado frente a una demanda que se está desplomando, en algunos casos con derrumbes del orden del 50% interanual. Sin embargo, estas mismas firmas están limitadas y no pueden echar personal, dado que esta fue una de las condiciones fijadas en el reciente plan de competitividad.
¿Cómo están capeando el temporal las marcas de electrónica? La fuente consultada afirmó que «si bien la clave del acuerdo es mantener las dotaciones, hay casos en los que no hubo más remedio que suspender personal».
En total, hay unos 500 empleados suspendidos de manera temporal, sobre una plantilla total de 7.000 trabajadores que están encuadrados bajo el paraguas del plan convalidad por el Gobierno y que no permite despidos.
Frente a este cuadro, «algunas empresas, en lugar de seguir afectando a tanta gente, están abriendo una etapa de retiros voluntarios para aquellos empleados que, por decisión propia, quieran finalizar el vínculo laboral».