Las relaciones bilaterales entre Argentina y Brasil han ido profundizándose a lo largo de los años y en múltiples aspectos, destacando la energía nuclear como uno de los campos impulsados por los gobiernos de ambos países. Tal es así que, desde la firma del Acuerdo de Guadalajara para el Uso Exclusivamente Pacífico de la Energía Nuclear entre Argentina y Brasil, los procesos de cooperación en materia nuclear lograron progresar en miras de generar avances tecnológicos, económicos y sociales en ambos países. Este acuerdo, firmado el 18 de julio de 1991, dio lugar a la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC).
Esta agencia se consolidó, puntualmente, con el objetivo de “administrar y aplicar el Sistema Común de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (SCCC) en ambos países para verificar que estos materiales no sean desviados hacia fines no autorizados, como armas nucleares u otros dispositivos nucleares explosivos”. En otras palabras, el impulso para su establecimiento fue la no proliferación nuclear en América Latina, así como también la cooperación en el sector con fines estratégicos y productivos. Dirigida por una Comisión como máxima autoridad, está conformada por cuatro miembros provenientes de las Cancillerías y de las Autoridades Nacionales de salvaguardias de Argentina y Brasil.
Al día de hoy, a 32 años de este hito bilateral, Argentina y Brasil cooperan no sólo en la verificación mutua de sus actividades nucleares, sino también en una serie de proyectos conjuntos para “explotar” el valor estratégico de la relación, tal y como lo son las construcciones de los reactores RMB (Reactor Multipropósito Brasileño) y RA-10 (Reactor Nuclear Argentino Multipropósito).
El RMB, RA-10 y el rol del INVAP
A finales del 2017, Argentina y Brasil firmaron un contrato para ejecutar este proyecto, puntualmente entre el INVAP y la Fundación Parque de Alta Tecnología de la Región de Iperó y Adyacencias (Fundación PATRIA), con el objetivo de desarrollar en cada país y de forma conjunta dos reactores de investigación similares de 30 MW: el RMB y el RA-10. En este marco, la empresa argentina proveería la ingeniería para la construcción del reactor RMB, además de ser la encargada de llevar a cabo la construcción del Reactor Argentino junto a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), especializada en desarrollar proyectos tecnológicos en diversos campos, incluyendo la energía nuclear, tecnología espacial, tecnología para la salud, entre otras.
INVAP posee su sede central en San Carlos de Bariloche y cuenta con diversas instalaciones a lo largo de la Argentina, ubicadas en Córdoba, Neuquén, Buenos Aires, Campana y Rosario, entre otros. Asimismo, posee subsidiarias y representaciones en distintos países, lugares en donde ha buscado posicionarse estratégicamente e impulsar sus exportaciones, como Estados Unidos, Argelia, Holanda o Australia, entre otros. Puntualmente, la obra civil del Proyecto RA-10, que comenzó en 2016, se localiza en el Centro Atómico Ezeiza (Provincia de Buenos Aires), la cual incluye el diseño, construcción, montaje y operación del reactor nuclear multipropósito.
Según su experiencia, el objetivo de la empresa es que, a través de la construcción de este tipo de proyectos tecnológicos en diversas áreas, se pueda “mejorar la calidad de vida de las personas y aportar al desarrollo sustentable”. Partiendo desde este punto, INVAP buscó asegurarse de que el Reactor Nuclear Argentino Multipropósito RA-10 logre superar las expectativas de la empresa y posicionarlo como el principal abastecedor de radioisótopos medicinales y tecnología de punta en América Latina. Esto se debe a que el RA-10 es un reactor de investigación, puntualmente de producción de radioisótopos, comúnmente utilizados en la investigación básica y el desarrollo de la tecnología en el ámbito de la salud. De manera similar, el Reactor Multipropósito Brasileño tiene diversas finalidades estimadas para la industria nuclear, asociada con el área de la salud y sus servicios. Promete asegurar el autoabastecimiento de radioisótopos de uso médico en su país y en la región, tal y como el RA-10 busca promover nuevas “investigaciones en ciencias básicas y aplicaciones basadas en el uso de técnicas neutrónicas avanzadas”. En este contexto, entonces, ¿por qué es importante el rol que cumple el INVAP, buscando impulsar la industria nacional en energía nuclear?
La industria nuclear no solo tiene una ventaja productiva, que es la capacidad de generar energía con bajo impacto ambiental y de manera sustentable, sino que también Argentina ha sido pionera en la misma, formalizando la actividad del sector el 31 de mayo de 1950 con la firma del Decreto Nº 10.936. El mismo manifiesta que “el progreso de la energía atómica no puede ser desconocido por el Estado”, destacando la relevancia de esta industria y sus componentes estratégicos para un país.
Desde su momento hasta el día de hoy, Argentina ha buscado impulsar el sector nuclear de diversas formas, destacando la construcción de tres centrales nucleares, un reactor nuclear de potencia íntegramente nacional, y un reactor multipropósito conjunto con Brasil. Asimismo, se destacan múltiples empresas y agencias nacionales con presencia regional y mundial, como las ya mencionadas INVAP, CNEA, entre otras.
La construcción RA-10 fue una piedra angular en la industria nuclear argentina, más aún considerando que se planea inaugurar el próximo año. No solo es desarrollado íntegramente en Argentina entre la CNEA y el INVAP, sino que también cuenta con un aporte de más del 80% de empresas e instituciones locales en tecnología y servicios asociados, promoviendo que la Argentina se convierta en uno de los pocos países del mundo que construyen sus propios reactores y se insertan internacionalmente en el mercado, en una industria en auge y con múltiples beneficios para el medioambiente.
Argentina ha demostrado su capacidad productiva, tecnológica y proyectual en distintas áreas específicas del sector, destacando una labor fundamental en la generación de radioisótopos, elemento esencial (y escaso) para tratamientos medicinales, entre otros usos. Además, el hecho de que sean producidos localmente brinda un margen de maniobra mayor para el país, reduciendo los riesgos de desabastecimiento y los costos para la producción de radiofármacos o la realización de exámenes, considerando que los radioisótopos son comúnmente importados.
En un contexto de crecimiento de la demanda interna de radioisótopos y un impulso por mejorar los diagnósticos y tratamientos médicos, Argentina encuentra en la energía nuclear la posibilidad de ubicarse internacionalmente en el mercado y asumir una posición de liderazgo como exportador de radioisótopos. Tal y como lo expresó en una entrevista el gerente del proyecto RA-10, ingeniero Herman Blaumann, “mientras países como Alemania, Bélgica, Países Bajos y Canadá cierran reactores nucleares con fines científicos, nosotros acá vamos a inaugurar uno que permitirá producir radioisótopos para cubrir las necesidades nacionales y también internacionales, ya que hay muchos países interesados en comprar este producto escaso a nivel mundial. Es una oportunidad estratégica para convertir al país en el principal productor de este elemento fundamental para la medicina nuclear. Según algunas estimaciones, podría llegar a exportar molibdeno 99 hasta por 50 millones de dólares anuales”.