viernes, 22 noviembre, 2024 - 7:49 am

Argentina tiene las condiciones para convertirse en un hub-tecnológico-industrial de medicamentos

El biólogo molecular Christian Gerdes aseguró que la Argentina tiene un increíble potencial para convertirse en un hub tecnológico dedicado a los ensayos preclínicos de medicamentos y destacó la calidad de los recursos humanos del país.
“En la actualidad, la rentabilidad de lo invertido en investigación y desarrollo por las grandes farmacéuticas no supera el 2%. Es decir, que está por debajo del rendimiento de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Ése es un gran problema, que no se ve en las noticias”, indicó Gerdes durante una conferencia realizada en el Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina (IUDPT).
“Por lo tanto, hay que mejorar la estrategia de I+D de la industria. ¿Cómo? Bajando los costos de desarrollo, que superan los 3.000 millones de dólares por cada fármaco, y aumentando los índices de éxito, que no llegan al 10% del total de moléculas desarrolladas”, sostuvo el especialista en investigación y desarrollo de la industria biofarmacéutica.

De acuerdo con Gerdes, la tercerización de estudios preclínicos in vitro e in vivo que está llevando adelante el sector representa una oportunidad gigantesca para nuestro país. “En la actualidad, la Argentina es más barata que la India y que China. Sólo necesitamos gente que sea capaz de dirigir esos estudios. Por eso es tan importante la función que cumple un instituto universitario como el IUDPT para su formación”, explicó.

“Los chinos y los indios tienen la infraestructura, pero necesitan mejorar sus capacidades para hacer esos estudios. Si avanzamos en la formación científica acá, la Argentina podría volverse un hub tecnológico. El potencial es increíble. Lo único que falta es gente que lo quiera hacer”, subrayó.

Los hubs tecnológicos son concentraciones de empresas de la misma actividad, que desarrollan vínculos directos o indirectos a través de la tecnología. Generalmente con cluster que comparten una zona geográfica específica, ya sea una ciudad, un distrito o país, y permite generar sinergias para el crecimiento del sector.

La disertación se realizó en el marco del ciclo de conferencias abiertas a la comunidad que viene desarrollando el IUDPT. En esta ocasión, participaron el presidente de la Fundación DPT y fundador de la institución, Guillermo Gómez Galizia; el rector del IUDPT, Mariano Álvarez; la secretaria de Ciencia y Tecnología del instituto universitario, Cintia Hernández; representantes de las cámaras argentinas de Biotecnología y Bioinsumos y otros referentes del sector, entre casi un centenar de asistentes.

En ese marco, Gerdes mencionó que su ambición consiste en desarrollar un proyecto de este tipo en la Argentina. “Ya lo hice en España, usando la infraestructura de la Universidad de Málaga. Acá tenemos toda una infraestructura científico-tecnológica que no está abocada a este objetivo en forma primordial. Por lo tanto, lo único que se necesita hacer es usar infraestructura que ya existe con mejor criterio estratégico”, expresó.

Como ventaja al respecto, el científico destacó que la Argentina cuenta con recursos humanos capaces de contribuir a una iniciativa de esta naturaleza. “Se necesita gente idónea, que haya trabajado en ciencia básica y que solucione los problemas. En un proyecto de este tipo, sus servicios se van a cobrar a precios internacionales, como los que gana un experto de Globant, por ejemplo”, concluyó.

¿Quién es Christian Gerdes?

El científico cofundó la empresa suiza Glycart Biotechnology en 2001, en la que desarrolló la innovadora tecnología patentada GlycoMAb, una plataforma que permite modificar los azúcares de anticuerpos terapéuticos para aumentar su actividad biológica. Dicha empresa fue adquirida por Roche en 2005, en 235 millones de francos suizos.

Como jefe de Farmacología de Roche y gracias a la plataforma, Gerdes desarrolló el Obinutuzumab, un anticuerpo monoclonal recombinante anti-CD20 humanizado tipo II del isotipo IgG1, modificado por glicoingeniería, que es indicado como terapia, en diferentes combinaciones, para pacientes con leucemia linfática crónica y linfoma folicular.

En 2013 fue el primer fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, bajo el régimen de terapia innovadora.

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