Una hidroeléctrica clave para la transición energética volverá a generar a pleno. Se trata de la central hidroeléctrica Río Grande de Córdoba, una de las mayores obras de ingeniería de Argentina y única en el territorio nacional construida en caverna, con un desarrollo especial de obra subterránea.
Con el acuerdo suscripto entre la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) y la Secretaría de Energía de la Nación, el complejo volverá a generar 750 megavatios y se convierte en una pata fundamental para la transición energética.
El Complejo Hidroeléctrico Río Grande es la central hidroeléctrica de bombeo más grande del país y una de las principales de Sudamérica. A partir del acuerdo al que llegó la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) se llevará a cabo una actualización tecnológica para que recupere su potencia y versatilidad de funcionamiento, conservando su eficiencia.
La inversión aproximada de 100 millones de dólares servirá para que el Complejo Hidroeléctrico recupere su capacidad plena de potencia instalada. El acuerdo fue firmado por la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royon, el subsecretario de Energía Eléctrica, Santiago Yanotti y el presidente de la EPEC Luis Giovine.
Esta obra monumental de ingeniería se realizó entre 1973 y 1986 y llegaron a trabajar en su construcción unas 3.500 personas. Tiene una potencia instalada que puede generar 750 MW en el modo de funcionamiento como turbina hidroeléctrica, y puede funcionar como bomba, elevando el agua del Contraembalse de Arroyo Corto al Embalse de Cerro Pelado.
Cómo va a funcionar
La central no genera las 24 horas sino que lo hace en los horarios de máximo consumo, es decir en el pico de la demanda, entre las 18 y 22 horas. A la madrugada de lunes a viernes y en los fines de semana, cuando hay menos demanda, el sistema trabaja como bomba y recupera el agua del Contraembalse o Embalse Inferior que usó en generación, para devolverla al embalse superior de Cerro Pelado.
Su puesta a punto, además de aumentar la generación eléctrica del país, cumple un rol importante en la transición energética. Daniel De La Torre, Director de Obras Hidroeléctricas de Eling Energía, señaló que “la energía hidroeléctrica es una alternativa muy importante como recurso renovable. Es un complemento ideal para agregarle valor a la energía de hidrocarburos, gas y petróleo, para no estar quemando estos recursos que suman CO2 y conspiran contra la lucha por el cambio climático”.
“La configuración de la oferta de generación actual, incorporó una potencia en renovables muy importante. La Central de Bombeo, es la mejor forma de acumular energía. Por ejemplo, si en algún momento la demanda no alcanza a consumir la energía eólica generada, la puede tomar Río Grande para bombear y acumular energía potencial en el embalse superior de Cerro Pelado, y cuando la demanda lo requiere, fundamentalmente en horarios picos, entregarla al Sistema Argentino de Interconexión (SADI)”, explicó el ejecutivo. Por eso las Centrales de Bombeo, se denominan también Centrales de Transferencia de Energía.
La actualización tecnológica que se llevará a cabo en la central presenta el desafío de realizar los trabajos de ingeniería, fabricación, logística, montaje y puesta en marcha afectando lo menos posible la producción energética. La estructura actual tiene más de 40 años y funciona con una disponibilidad del 50 por ciento de la potencia instalada. Hay dos grupos turbinas generador/motor bomba fuera de servicio que requieren intervención mecánica y eléctrica importantes.
El otro 50 por ciento que está en funcionamiento necesita una modernización para asegurar la plena potencia. También se debe actualizar la tecnología de los sistemas de control, comando, protecciones y servicios auxiliares. Todas estas mejoras estarán bajo la gestión de EPEC.
Comentario de AgendAR:
La construccion de la central hidroeléctrica Río Grande fue decidida en el tercer gobierno de Juan Domingo Perón no para almacenar energías renovables (desconocidas entonces en el país) sino para acumular excesos de generación de la central nuclear Embalse. Ésta fue construida entre 1974 y 1984 por la Comisión Nacional de Energía Atómica, perteneciente al Estado Nacional.
Embalse respondió a un pedido de EPEC, que quería una central nuclear de sólo 125 MWe, potencia que bastaba y sobraba para la Córdoba de entonces, cuya red eléctrica estaba débilmente unida el Sistema de Interconexión Nacional. La CNEA recomendó una central CANDU-6 de no menos de 600 MWe, y conectada a la red nacional.
Perón escuchaba atentamente a los nucleares. Medio siglo después, Embalse sigue siendo la mejor central nuclear del país, y la más confiable de todas las centrales eléctricas, la única con un factor de disponibilidad del 93%. Es el tiempo anual en que está a plena potencia. No hay central térmica que se le acerque.
Agua y Energía recomendó añadir una central de bombeo como almacenadora de energía, para un mejor aprovechamiento local de los excedentes de potencia de la central nuclear en los picos de demanda vespertinos. Perón escuchaba a los técnicos de las empresas nacionales de energía. Río Grande, llamada también Cerro Pelado, era una novedad tecnológica en el país y la región. Medio siglo después, sigue siéndolo.
Lectoras, lectores: ese monstruo encajado en una sala de piedra del tamaño de una catedral, al pie de un túnel de 185 metros de caída, tiene casi la misma potencia instalada que 5 turbinas de Yacyretá. Bueno, tenía.
En esta época rara, en la que más de un imbécil ladra ante las cámaras que el estado nacional y sus tecnólogos no sirven para nada, Río Grande volverá al ruedo no como la construyó el estado nacional, sino con unos U$S 100 millones de desgaste y daños.
Daniel E. Arias