La empresa argentina American Robotics desarrolló un vehículo terrestre eléctrico no tripulado para las bases antárticas. Podrá hacer mapeo del terreno, incluyendo las grietas subterráneas en el hielo, facilitar tareas de rescate y relevamientos de fauna, entre otras tareas. El proyecto fue encargado por el Ministerio de Defensa y permitirá bajar el riesgo del personal científico y militar que realiza actividades en la Antártida.
El clima extremo de la Antártida es el principal desafío para quienes deben trabajar en las bases, tanto en misiones científicas como militares. La posibilidad de delegar algunas de esas tareas en un vehículo no tripulado supone una baja en los riesgos que implican las campañas en ese continente. Ese fue el principal objetivo en el desarrollo de Skua –bautizado con el nombre de un ave antártica–, un robot autónomo diseñado para trabajar en este ambiente adverso.
El Skua posee cámaras ópticas, lidar –dispositivo que permite determinar la distancia mediante un emisor láser–, GPS y georradar para mapear el subsuelo. Se puede manejar por control remoto o trabajar de forma autónoma. De manera complementaria, también se están desarrollando para el vehículo una cubierta blindada y un brazo robótico para tomar mediciones o muestras que necesitan los científicos residentes en la Antártida, sin necesidad de que salgan de los espacios calefaccionados de la base. También se le pueden instalar muchos tipos de sensores para monitorear distintos aspectos del ambiente antártico: temperatura, presencia de gases, humedad y ph, entre otros, según las necesidades de cada misión.
Otra de las funciones principales para la que está pensado el Skua es para la búsqueda y rescate, como enviar camillas o suministros sin arriesgar personal, sobre todo en zonas de grietas. Para estas últimas es útil su georradar, que permite detectar huecos con aire debajo de la nieve, su tamaño y profundidad, y así evitar caídas. Una vez que el sistema de reconocimiento de grietas esté desarrollado se podrá acoplar el georradar a cualquier vehículo, como motos de nieve, para hacer un mapeo constante de los alrededores de las bases.
También se está trabajando en el desarrollo de un sistema de reconocimiento de imágenes, con el objetivo de automatizar el relevamiento de especies como los pingüinos emperadores, para el control de la población de las colonias de la Antártida. Así, mediante el uso de estas herramientas de inteligencia artificial, se podría realizar el conteo de poblaciones de especies a través de Skua, y así acelerar y facilitar un proceso que usualmente se hace con científicos a la intemperie con un cuentaganado, contando hasta 500.000 pingüinos por cada colonia.
El proyecto Skua fue ganador del concurso Neofutura, organizado por el sitio Periferia, en la categoría Tecnología para la Defensa. Su fabricante, American Robotics, una empresa de Gualeguaychú, Entre Ríos, que se dedica principalmente a la investigación y al desarrollo de vehículos no tripulados, tanto para uso civil –principalmente en el segmento de seguridad electrónica, rubro al que se dedicaba otra empresa vinculada– como para uso militar.
Sebastián Mirich, CEO de American Robotics, dijo: “El equipo está yendo y viniendo todo el tiempo porque necesitamos hacerle ajustes y descargar los videos, para entrenar al sistema de inteligencia artificial. Los entrenamos en una tarea, los traemos y generamos los nuevos módulos. También le vamos haciendo adaptaciones que vamos aprendiendo por la baja temperatura, que puede llegar a 30 grados bajo cero. Las baterías tienen un sistema de calefacción para el momento de carga, ya que se ven muy afectadas por el frío”.
Otra de las funciones principales para la que está pensado el Skua es para la búsqueda y rescate, como enviar camillas o suministros sin arriesgar personal
El Skua tiene un alto de un metro treinta y un largo de un metro setenta. Puede circular a 15 kilómetros por hora, con una autonomía de hasta 10 horas. Sus cámaras le permiten detectar personas o vehículos a cuatro kilómetros de distancia, aun sin luz, gracias a su cámara térmica. Gracias al lidar y al GPS puede hacer un mapa en 3D de la zona que va recorriendo. La comunicación con la base podrá ser por WiFi, 4G, 5G, RF y sistemas específicos de comunicación militar, además de un sistema de audio bidireccional para la comunicación de personas. Posee detectores de gases y variables climáticas, sensores médicos y un carro para transportar hasta 300 kilos de carga.
Si bien los sensores son importados, la electrónica general está desarrollada por la empresa. El proyecto es financiado y realizado en conjunto con la Dirección General de Investigación y Desarrollo del Ejército Argentino (DGIyDE), que es el enlace del Comando Conjunto Antártico.
Por parte de la empresa hay siete ingenieros dedicados al proyecto, que trabajan en conjunto con pares de la DGIyDE, de la Universidad Nacional de San Juan y del CONICET, que desarrollan software o módulos específicos para el Skua. Desde la empresa estiman que la inversión en este modelo –tienen otros vehículos no tripulados para otros tipos de terreno– está por sobre los 350 millones de pesos y durante el proceso de desarrollo recibieron un ANR de la Agencia I+D+i por 7 millones de pesos.
Matías Alonso