La calidad de los títulos de las escuelas técnicas secundarias en Argentina es «de nivel mundial» y «hay sobredemanda» de matriculación en estos establecimientos, que en su mayoría son públicos, por lo que se espera en diez años alcanzar un 30 % de certificaciones en la especialidad, destacó el director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), Gerardo Marchesini, en el marco del Día de la Educación Técnica que se celebra que se celebró ayer.
En las 1.700 escuelas técnicas de nivel secundario del país cursan casi 800 mil estudiantes y, sumado a los y las alumnas que integran los centros de formación profesional y los institutos técnicos superiores no universitarios, son cerca de 1.400.000, según datos de 2022 del Inet, que depende del Ministerio de Educación.
«La Educación Técnica Profesional (ETP) es importante porque no se puede desarrollar actividad económica si no se tienen los recursos humanos», dijo Marchesini, quien también es técnico químico egresado de la Escuela Técnica Otto Krause, con 37 años de trayectoria como docente.
Destacó que «la calidad de los títulos técnicos secundarios en Argentina es de nivel mundial» y, en ese sentido, dijo que estaban «orgullosos de los niveles técnicos» y que la meta era «hacer aún más».
«Venimos de un proceso de mucha inversión en el 2021, 2022 y 2023. Y, a pesar de las dificultades económicas, estamos sobrepasando el 0,2% del presupuesto como fue dispuesto por la Ley N° 26.058 de 2005, que, impulsada por (el entonces presidente) Néstor Kirchner, recuperó la educación técnica que habíamos perdido con la descentralización y cierre del anterior ente regulador, el Consejo Nacional de Educación Técnica (Conet), en 1994», recordó el funcionario.
El Día de la Educación Técnica se celebra en conmemoración de la creación del Conet, el 15 de noviembre de 1959, que otorgó a la enseñanza técnica y profesional un rol preponderante en el sistema educativo argentino.
La voz de los alumnos
Para León Arriola (18), un estudiante de 6° año de la Escuela Técnica N° 9 Ing. Luis Huergo, de gestión pública, ubicada en el barrio porteño de Caballito, «la educación técnica rinde sus frutos y es útil».
«Lo que aprendemos de matemáticas, ciencias exactas y práctica me sirve para el preingreso a la facultad. Si no hubiese tenido la contención y explicación de la escuela técnica, tendría que estar pagando profesor particular por cada materia que quisiera cursar», precisó el joven que en dos meses egresará como técnico mecánico y se prepara para estudiar Ingeniería mecánica en la Universidad de Buenos Aires (UBA), mientras realiza a la vez una pasantía en una empresa que hace mantenimiento de calderas.
Asimismo, resaltó «la esencialidad de la educación pública» como herramienta indispensable para el desarrollo industrial del país y para el acceso de cualquier persona a este tipo de conocimiento.
«Elegí mecánica porque nos decían que era ‘la más difícil’. Me motivó porque laboralmente quisiera desarrollarme en el ámbito automotriz», agregó León sobre la elección que hizo en tercer año en su escuela, cuando tuvo que optar también entre Construcción, Eléctrica, Química u Ortopedia.
En su especialidad, aprendió entre otras cosas a usar herramientas como martillo, torno, fresa, agujereadora; y a hacer desde una mesa plegable hasta arreglar un torno, «cosas que tienen relevancia y que motivan a la persona, porque si sé cómo usarlas, sé explicar el funcionamiento y sé interpretar un plano, y puedo arreglar, por ejemplo, un problema que haya en mi casa», destacó.
Además, resaltó que aprender a construir herramientas «es un golazo» porque «son cosas caras y poder fabricarlas permite no depender de nadie».
La Educación Técnica Profesional
La ETP se basa en dos pilares, explicó Marchesini, que son las prácticas y los entornos formativos, y requiere de «una enorme inversión» porque «los estudiantes tienen que aprender con lo que el sector productivo va a usar mañana para ser técnicos capacitados».
Además, dijo que en ETP todas las nuevas tecnologías -como la inteligencia artificial o big data– se encuentran transversalmente en los programas y son utilizadas en las carreras.
Asimismo, «la mayoría de las instituciones de educación técnica son públicas, y las instituciones privadas representen menos del 10%», añadió.
En el país, los títulos ligados a ETP «casi se triplicaron en diez años -del 2005 al 2015- pasando del 6,5% del total de títulos y certificados emitidos en Argentina a 16%», puntualizó Marchesini.
En la actualidad, «el 18,5% del total de títulos y certificados están ligados a la ETP en el país», y el objetivo, teniendo como referencia a países industrializados, «es llegar a más del 30% en los próximos 10 años, una meta alcanzable que requiere inversión y políticas públicas», consideró el funcionario, porque se dan una serie de condiciones en la Argentina que son «muy alentadoras» en áreas «hiper demandadas internacionalmente», como: la de las energías convencionales y no convencionales, la minería de metales pesados y de litio, los bioalimentos y alimentos, la industria forestal en Argentina, la economía regional y la marítima.
Respecto de la demanda laboral, el titular de Inet señaló que «hoy los ciclos tecnológicos maduran muy rápido, aún mientras se están forman los perfiles, y estas tensiones entre demanda laboral y oferta es un tema actual candente. Lo que tenemos que hacer es pensar un modelo productivo y de trabajo y luego discutir qué perfiles necesitamos para atender la demanda laboral», completó.
La matrícula femenina
En cuanto a participación femenina en ETP, el funcionario explicó que «antes de la ley en 2005 la participación total llegaba al 10% de mujeres y hoy en la escuela secundaria técnica está en 35%».
A su vez, en el caso del nivel superior técnico y de formación profesional, dijo que «la matrícula femenina es mayor a la masculina», pero admitió que «lo que se ve es el sesgo del mundo del trabajo y de la sociedad machista», porque «la mayoría de las mujeres estudian estética, informática y administración, y en metalmecánica la mayoría son hombres», según precisó.
Entre el 6 y 24 de noviembre se desarrolla la Olimpíada nacional en aeronáutica, electromecánica, construcciones, electrónica, energía eléctrica, energías renovables, industrias de procesos, informática, producción agropecuaria, programación, química, y tecnología de alimentos, donde chicos y chicas, resuelven en equipo una problemática real puesta en la máxima incumbencia profesional del título, pasan por varias instancias y defienden sus proyectos, por los que son reconocidos tanto a nivel personal como institucional junto a las comunidades educativas.