Primeros indicios de vida fuera de la Tierra

Un vistazo del Telescopio Espacial James Webb (JWST) al exoplaneta K2-18b, reveló la presencia de moléculas de carbono, metano y dióxido de carbono en la superficie. El descubrimiento aporta nueva información que respalda la hipótesis de que este cuerpo, ubicado a 120 años luz de distancia, podría tener una atmósfera rica en hidrógeno y océanos cálidos.

K2-18b es un exoplaneta descubierto en 2015 que se encuentra en la zona habitable de una enana blanca en la constelación de Leo. Tiene aproximadamente 2.7 veces el tamaño de la Tierra. En 2018, el telescopio espacial Hubble detectó señales de la presencia de vapor de agua en el exoplaneta. Desde entonces, los astrónomos y astrobiólogos lo estudian con detenimiento.

Indicios de vida en K2-18b

Gracias a los sofisticados instrumentos de observación utilizados, cada vez más astrónomos aseguran que K2-18b es un planeta oceánico (categorizados también como hicéanos). Si alguien pudiera viajar ahí, probablemente encontraría un lugar acuático, cálido, con una densa atmósfera y condiciones óptimas para la habitabilidad.

En el más reciente análisis del cuerpo, el JWST también detectó rastros de sulfuro de dimetilo, un compuesto que se encuentra naturalmente en la Tierra. Según la información proporcionada por la NASA, este tipo de sulfuro solo puede ser producido por la vida y, en nuestro planeta, generalmente es producido por el fitoplancton en ambientes marinos.

Para algunos astrobiólogos, la vida extraterrestre podría no encontrarse en planetas rocosos, sino en aquellos cubiertos de agua líquida con atmósferas densas. K2-18b es el exoplaneta más cercano en ser clasificado como oceánico. Sus características atractivas, como la abundancia de metano y CO2, la escasez de amoníaco, su tamaño y su relativa cercanía a la Tierra, lo convierten en uno de los principales objetos de investigación cuando se trata de identificar mundos habitables o con posibilidades de albergar microorganismos.


Representación artística de cómo luce el sistema PDS 70.

K2-18b, un planeta eclipsado por el brillo de su madre

El principal desafío al estudiar K2-18b es su estrella madre. La luz de la enana blanca sobre la que orbita afecta los receptores de los telescopios espaciales, dificultando el estudio detallado de la atmósfera del exoplaneta. Para superar este obstáculo, los investigadores analizan la luz de la estrella y su disminución cuando pasa a través de la densa atmósfera de K2-18b durante su fase de tránsito, es decir, cuando se encuentra entre la estrella y el telescopio.

El rango y la precisión del Telescopio Espacial James Webb han permitido pulir la información sobre la composición del planeta sin realizar tantas observaciones. Según Nikku Madhusudhan, autor principal del nuevo informe sobre el exoplaneta, un vistazo del JWST equivale a aproximadamente ocho observaciones del Hubble durante varios años. Para el último análisis, se registraron dos tránsitos de K2-18b (dos vueltas completas alrededor de su estrella).

El equipo responsable del artículo publicado en The Astrophysical Journal afirma que seguirá registrando los tránsitos del planeta subneptuniano. Con los futuras análisis del JWST, se espera obtener una comprensión más precisa de la composición de K2-18b, lo que contribuirá a la búsqueda de mundos habitables y con potencial para albergar vida.

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