Japón se convirtió este sábado (viernes en la Argentina) en el quinto país del mundo en poner una nave espacial en la Luna, pero la sonda no estaba generando energía solar, dijo su agencia espacial, durante una misión para probar una tecnología de aterrizaje de “precisión” y revitalizar una programa espacial que ha sufrido reveses.
La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) dijo que su módulo de aterrizaje inteligente para investigar la Luna (SLIM) alunizó alrededor de las 0.20 (12.20 del viernes en la Argentina) y restableció la comunicación con la Tierra, pero sus paneles solares no pudieron generar electricidad, posiblemente porque están en un ángulo incorrecto.
“SLIM ahora funciona sólo con su batería y damos prioridad a la transferencia de sus datos a la Tierra”, afirmó en una conferencia de prensa Hitoshi Kuninaka, jefe del laboratorio espacial de JAXA.
Japón se convirtió así en la quinta nación en lograr un alunizaje exitoso después de Estados Unidos, la Unión Soviética, China e India.
Pero el módulo de alunizaje japonés, con una sonda rodante desarrollada por una empresa de juguetes, fue diseñado para hacerlo con una precisión sin precedentes.
El módulo es una nave espacial liviana del tamaño de un vehículo de pasajeros, que utiliza tecnología de “aterrizaje preciso” que promete un control mucho mayor que cualquier alunizaje anterior. Mientras que la mayoría de las sondas anteriores han utilizado zonas de aterrizaje de unos 10 kilómetros de ancho, SLIM apuntaba a un objetivo de sólo 100 metros.
El descenso de esta nave, apodada Moon Sniper (francotirador lunar, en español) por la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (conocida como JAXA), comenzó alrededor de la medianoche del viernes al sábado en Japón (al mediodía del viernes en la Argentina) y tardó 20 minutos en tocar la Luna.
JAXA tenía previsto transmitir en vivo el alunizaje, pero suspendió la transmisión y anunció que habrá una conferencia de prensa posterior al evento.
El Moon Sniper, equipado con una plataforma para amortiguar el impacto, pretendía alunizar cerca del cráter Shioli, cerca de una región cubierta de roca volcánica.
El módulo fue lanzado en un cohete Mitsubishi H2A en septiembre. Inicialmente orbitó la Tierra y entró en la órbita lunar el día de Navidad. SLIM llevaba dos pequeñas sondas autónomas, los “vehículos de excursión lunar” LEV-1 y LEV-2, que se lanzarán justo antes del alunizaje.
LEV-1, equipado con una antena y una cámara, tiene la tarea de grabar el aterrizaje de SLIM. LEV-2, es un rover con forma de bola equipado con dos cámaras, desarrollado por JAXA junto con Sony, el fabricante de juguetes Tomy y la Universidad de Doshisha.
La misión
El principal objetivo de la misión es probar nueva tecnología que permitiría a la misión lunar descender “donde queremos, en lugar de donde es fácil aterrizar”, dijo JAXA.
Como hizo India por primera vez en agosto con su programa espacial de bajo costo, la misión japonesa tiene como objetivo el polo sur de la Luna, muy poco explorado. Después del alunizaje, la nave espacial buscará pistas sobre el origen de la Luna, incluido el análisis de minerales con una cámara especial.
El módulo intentará colocarse en un cráter, desde donde creen que podrán acceder al manto de la Luna, la capa interior bajo su corteza.
“Las rocas expuestas aquí son cruciales en la investigación sobre el origen de la Luna y la Tierra”, explicó Tomokatsu Morota, profesor de la Universidad de Tokio especializado en exploración lunar y planetaria.
La precisión de la nave será crucial en su intento de alunizar en ese terreno rocoso e irregular, que examinará con una cámara, señaló Morota.
La misión también quiere aportar luz al misterio sobre la posible presencia de agua en el satélite, un factor clave para la eventual construcción de bases lunares. “La posibilidad de la comercialización lunar depende de si hay agua en los polos”, agregó el especialista.
Japón espera que un éxito ayude a recuperar la confianza en su tecnología espacial después de varios fracasos. Una nave espacial diseñada por una empresa japonesa aparentemente se estrelló durante un intento de alunizaje en abril, y un nuevo cohete insignia fracasó en su lanzamiento debut en marzo.
JAXA tiene un historial de aterrizajes difíciles. Su nave espacial no tripulada Hayabusa2, lanzada en 2014, aterrizó dos veces en el asteroide Ryugu de 900 metros de largo, recogiendo muestras que fueron devueltas a la Tierra.
Un alunizaje seguro del Moon Sniper sería “algo muy importante”, dijo Emily Brunsden, profesora de astrofísica y directora del Astrocampus de la Universidad de York. “La precisión de ‘francotirador’ del aterrizaje es un enorme salto tecnológico que permitirá diseñar misiones para abordar cuestiones de investigación mucho más específicas”, explicó.
Pero la misión es “excepcionalmente compleja a nivel tecnológico”, advirtió Brunsden. “Normalmente solo hay una oportunidad de hacerlo bien, con lo que el mínimo error puede provocar el fracaso”.
Más de 50 años después de que el ser humano llegara a la Luna, muchos países y empresas privadas intentan imitar la gesta. Pero muchos terminan con naves estrelladas sobre el satélite, fallos de comunicación u otros problemas técnicos.
Este mes, un módulo de alunizaje privado estadounidense tuvo que regresar a la Tierra por una fuga de combustible y la NASA pospuso los planes para enviar misiones tripuladas a la Luna de su programa Artemis.
Rusia, China, Corea del Sur o Emiratos Árabes Unidos, entre otros, también intentan alcanzar el satélite terrestre.