Anticipandose a los anuncios que el Gobierno promete para mañana lunes, las grandes empresas cerealeras se adelantaron por segundo día consecutivo a registrar exportaciones futuras. Se cubren de los posibles cambios en el esquema de retenciones.
En unas horas, y mientras en el mercado de granos las operaciones eran escasas en medio de la incertidumbre, presentaron Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) por 2,26 millones de toneladas de maíz; 1,5 millón de toneladas de harina de soja; 339.000 toneladas de aceite de soja y 822.000 toneladas de trigo.
El registro, que permite compromisos de venta al exterior con plazos de embarque prolongados, garantiza que lo declarado tributará las retenciones vigentes al momento de declarar la operación. Es decir que la movida permite que esos volúmenes estén alcanzados por los actuales derechos de exportación: de 23% para la harina y aceite de soja, y de 0% para el trigo y el maíz.
El apuro por registrar DJVE se había dado también el jueves, cuando se declararon ventas por 892.000 toneladas de maíz (del ciclo actual y el próximo), 905.000 toneladas de harina de soja y 240.000 toneladas del trigo que estará disponible hacia diciembre.
Algo así había ocurrido a fines de mayo, cuando en tres días los exportadores reportaron ventas al exterior por 1,8 millón de toneladas de trigo y más de 2 millones de toneladas de maíz, ante las versiones luego desmentidas de que habría cambios en las retenciones agrarias.
El temor actual y la avalancha de DJVE se sustenta además en los sorpresivos cambios en el esquema de retenciones a los subproductos de la soja. El 14 de agosto último, el Gobierno decidió frenar por seis meses la baja mensual de los derechos que tributan la harina y aceite de soja, y dejar que siga bajando sólo el poroto sin procesar (cuya exportación es casi nula).
Pero… en mayo, para evitar estas maniobras, el Ministerio de Agroindustria suspendió el registro por dos días. Esta vez, no lo hizo.