Gabriel Barceló: Ante la pérdida de la soberanía nuclear

La Argentina puede construir casi toda el área nuclear de una central atómica.

Hasta ahora.

Si el gobierno completa lo que intenta hacer con la empresa IMPSA, esa aseveración ya no será cierta.

Le energía es el sustento esencial de una sociedad industrial, la única forma de tener una sociedad realmente inclusiva para todos los habitantes del País. Si queremos enfrentar el cambio climático, la energía nuclear será un componente esencial. Y, hasta ahora, podríamos encarar un aumento de la capacidad de generación nuclear de manera soberana, sin pedir nada a nadie, dando trabajo a argentinos para que fabriquen los equipos necesarios y contando con las capacidades nacionales para proveer el combustible.

Hay tres empresas esenciales para sostener esa capacidad: La planta de agua pesada de Arroyito (Neuquén), parada por Macri, y que todavía se debe recuperar; el conglomerado CONUAR/ FAE, en Ezeiza; e IMPSA, en Mendoza.

La tecnología es un estado cultural que se apoya en conocimientos y habilidades de científicos, ingenieros, empresarios, obreros y empleados trabajando en equipo. Si se pierde, no se recupera más que con tremendos esfuerzos económicos y políticos de la sociedad y sus individuos. IMPSA es depositaria de ese estado cultural en lo que respecta a la fabricación de equipos pesados esenciales para las centrales nucleares. Perderla para los planes nacionales sería un crimen de lesa soberanía.

Y solamente la soberanía asegura la capacidad de decisión para proveer de un futuro sostenible a las generaciones futuras de argentinos. Los nuevos dueños, por lo visto, estadounidenses, si no la desmantelan y la abandonan, podrán desmantelarla y llevársela (junto con el personal más capacitado técnicamente), o, en todo caso, trabajar en Mendoza para el floreciente programa nuclear que están planteando ambas opciones de la política estadounidense.

Pero no para la Argentina. Nunca para la Argentina.

Por otra parte, y siempre en la energía, IMPSA es capaz también de diseñar y fabricar sofisticados equipos pesados para la generación hidráulica y también tiene capacidades en energía eólica. En el mundo que se viene, sediento de energía limpia de emisiones de gases de efecto invernadero, es un caramelo demasiado apreciado.

Ningún marco político o jurídico puede justificar desmantelar las posibilidades de un destino sustentable para las futuras generaciones de argentinos. Cuánto menos un Decreto de Necesidad y Urgencia y una Ley Marco impregnadas de inconstitucionalidades y maniobras turbias de aprobación.

Un futuro gobierno nacional, con vocación soberana, debiera revisar cualquier operación de venta de este o cualquier otro activo esencial para la soberanía energética nacional.

Contamos para ello con la voluntad de los argentinos de bien, que todavía quedan en la política nacional, así como la de todos los argentinos de bien, dispuestos a luchar para permitir un futuro sustentable para sus hijos y nietos.

GABRIEL NORBERTO BARCELÓ
MIEMBRO IESO
MIEMBRO CEEN

El Dr. Gabriel Barceló ha sido miembro del Directorio de NA-SA y gerente de Relaciones Internacionales de la CNEA.