El gerente general de CONUAR habla sobre la actualidad de la empresa público-privada que fabrica los combustibles nucleares para las centrales atómicas de la Argentina. El potencial para exportar productos en ese sector, donde ya lo hacen para India y Estados Unidos, y la posibilidad de ingresar a otras industrias.
La Argentina es un país particular en el que conviven industrias tradicionales y vinculadas a las materias primas, con empresas de tecnología de primer nivel mundial que exportan piezas por millones de dólares. Una de estas empresas es CONUAR, una asociación público privada conformada por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el grupo Pérez Companc, que se encarga de fabricar combustibles nucleares y también tubos sin costura que se utilizan adentro de los reactores, entre otros componentes.
La complejidad de estos elementos que se producen en la planta de Ezeiza es tan alta que sus estándares de calidad son similares a los de otras industrias de alta tecnología como la aeronáutica y la satelital, lo que ha hecho que CONUAR pueda exportar piezas para estas industrias.
La empresa se inauguró el 2 de abril de 1982 y, desde entonces, todos los combustibles de las centrales nucleares de la Argentina son fabricados de forma local. CONUAR tiene tres líneas de negocio y la primera es la de elementos combustibles, que se fabrican para las tres centrales y también para el CAREM y el RA3. La segunda es FAE (Fabricación de Tubos Especiales), que fabrica vainas de Zircaloy para los combustibles nucleares, tubos rectos y en U de hasta 35m de largo, en aleaciones de níquel y titanio. Y en tercer lugar está SM&S, que es la parte de ingeniería y obra en la que se fabrican equipos para la industria nuclear, los generadores de vapor del CAREM, algunos elementos de control, y la parte de obra de metalmecánica.
TSS entrevistó al ingeniero Rodolfo Kramer, el gerente general de CONUAR, nombrado en su cargo hace pocos meses luego de trabajar en YPF durante muchos años, para conocer la actualidad de la empresa, cómo los afecta la política industrial nacional y las oportunidades que presenta el sector atómico mundial.
¿El proyecto con India se vincula con la extensión de vida de centrales tipo CANDU?
India tiene un plan nuclear muy grande y dentro de eso estamos haciendo los tubos sin costura para generadores de vapor. No sé si son para centrales nuevas o para extensiones de vida, pero sí sé que ellos tienen un plan de desarrollo nuclear muy importante.
¿Están haciendo los combustibles de uranio enriquecido para el CAREM?
Ya hicimos los combustibles y tenemos la capacidad para ser su proveedor cuando el CAREM empiece a funcionar.
¿Tendrían capacidad técnica para producir los combustibles que requiere una central Hua Long, en caso de que finalmente se avance con ese proyecto?
La capacidad la tenemos, lo que no tenemos es la tecnología. Para producir ese combustible tenemos que trabajar con CNEA para que haga todo el desarrollo tecnológico y después nos lo pase. Todo el desarrollo de nuevos combustibles lo hace la CNEA y después nosotros nos encargamos de industrializarlo.
¿Han exportado combustible? ¿Se puede hacer?
Se puede, de hecho CNEA ha exportado combustibles para reactores de investigación. Es algo que se está evaluando, hay un mercado, que con los cuidados necesarios, se puede aprovechar. No es fácil sacar material, pero hay potencial de desarrollo y lo estamos investigando en conjunto con la CNEA.
¿Es un tema más de Cancillería o geopolítico que técnico?
No sé si de Cancillería, es un tema de cómo se van a posicionar los jugadores a nivel mundial. Hay mucho desarrollo, hay muchos países involucrados y hay que ver como queda el tablero. Hay mucho potencial de crecimiento de la industria nuclear, hay una necesidad muy grande de generación de este tipo de energía, pero hay que ver cuánto se convierte en realidad. Es una industria en la que hay que tener muchos cuidados porque son contratos a muy largo plazo, con mucho desarrollo y gestión. Hace mucho que no había una oportunidad así y la energía nuclear es una herramienta complementaria con las energías limpias y le da a la Argentina una oportunidad de posicionarse porque tenemos mucha experiencia en esto. Tenemos que ver cómo el país y los jugadores que estamos en esto aprovechamos esta oportunidad tan interesante, hay muchas posibilidades.
¿Están trabajando en la extensión de vida de Atucha I?
La extensión de vida arrancaría en septiembre y tenemos algunos trabajos ahí.
Los trabajadores de CONUAR vienen en gran parte de CNEA, el Balseiro, los institutos Sábato y Beninson, adonde están sufriendo recortes de presupuesto y becas. ¿Eso los está afectando ahora?
Somos una empresa público-privada, no tenemos una subvención que deberíamos recortar y tenemos nuestro propio balance. Mientras podamos seguir generando nuestros negocios vamos a poder seguir sosteniéndonos como lo venimos haciendo. Si hay recortes en algunos proyectos eso nos afectará, pero todavía no hemos tenido ninguno.
¿Por ahora no les afecta que haya menos investigadores o gente formándose en el área nuclear?
Nosotros no tomamos gente todo el tiempo, somos un plantel bastante estable. Así que, por el momento, no nos está afectando, pero sí estamos tratando de hacer que la empresa tenga un acercamiento más importante a los institutos. Yo me formé en el Sábato, tuve la oportunidad de hacerlo ahí y pude conocer CONUAR cuando era un estudiante, y lo que estoy tratando de hacer es que otros estudiantes como yo tengan la oportunidad de trabajar en una industria y formarse.
El 30% de las acciones de CONUAR son de la CNEA, que es un organismo estatal y que no se ve afectado por las reformas de la Ley Bases. Pero no es el caso de CONUAR. ¿Hay intención de vender esas acciones?
No, no. esto viene así hace desde hace 42 años y funciona como un reloj. Es un orgullo ver cómo se trabaja. Nunca hubo un problema y es un ejemplo de cómo pueden convivir el ámbito público y privado de manera ejemplar, va a seguir así.
¿Tienen un balance superavitario? ¿La empresa da ganancias?
Sí, generalmente sí. Tenemos proyectos de exportación a India y también a Estados Unidos, en este caso de sellos para reactores nucleares y tubos para generadores de vapor. Hay que aprovechar la oportunidad que tenemos como país de hacer valer el reconocimiento que tenemos en el sector nuclear. Es una oportunidad que le sirve a la Argentina, no solo para ser reconocidos, sino también para que genere trabajo y para ser exportadores de tecnología, máquinas y conocimiento. Que no sea una oportunidad que aprovechen otros.
¿Parte de las exportaciones de FAE también son de otras industrias, no?
Estuvimos calificando tubos para la industria aeroespacial, también para submarinos de India. Las calidades de los tubos de la industria nuclear y la industria espacial son muy similares, entonces aprovechamos el trabajo de FAE para vender tubos de titanio para la industria aeroespacial. En el caso de los sellos de reactores, es la primera vez que hacemos una exportación de este tipo a Estados Unidos y es interesante poder posicionarnos en ese mercado. Estamos recibiendo visitas de gente de CANDU, que quieren que hagamos piezas para sus reactores en Canadá, y de El Salvador, porque quieren iniciar un plan nuclear y están en conversaciones con la CNEA para que les den una mano porque tienen una buena capacidad de transferencia a los que inician su camino, para decirles por dónde ir y por dónde no. Y como vienen a Ezeiza, nos están visitando a nosotros también.
Matías Alonso