El abogado y empresario Juan Manuel Vaquer, expresidente de DuPont para la Argentina y América Latina, fue designado el jueves pasado como presidente de Fabricaciones Militares (FM), empresa que pasó de estatal a Sociedad Anónima Unipersonal, pero que sigue bajo la órbita del Estado. Su nombramiento generó ruidos ya que la compañía en la que se desempeñó abastece a Fabricaciones Militares de la tela balística de la que está hecho el panel del interior de chalecos antibalas y antipunzantes que se producen en la planta de Fray Luis Beltrán, en la provincia de Santa Fe.
Vaquer fue designado el jueves pasado en reemplazo de Hugo Pascarelli. Lo acompañan en el directorio de FM Sergio Echeverría, como vicepresidente, y Diego Arenas, como director titular.
Abogado, graduado en la Universidad Nacional de Buenos Aires, Vaquer tiene un máster en derecho internacional de la Southern Methodist University. Se unió a DuPont Argentina en 1990 como abogado y cinco años más tarde, se trasladó a Ginebra, donde trabajó como asesor jurídico para las unidades de negocio de la compañía en Europa. Regresó a la Argentina como gerente del departamento de legales; en 2004 asumió la vicepresidencia de esa área para América Latina y en 2008 ascendió a presidente de DuPont para el cono sur. Dejó el mundo corporativo en 2019 y se desempeña en el estudio JP O’Farrell.
Desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el gremio estatal que representa a los empleados de Fabricaciones Militares, advirtieron no solo sobre el vínculo de DuPont con Vaquer sino que además resaltaron sus nexos con los Estados Unidos. Las fuentes dijeron que intentará sumar capital privado a FM. Vaquer fue también titular de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham).
Según información que tiene el gremio de ATE, Vaquer visitará el lunes próximo Fray Luis Beltrán, a 15 kilómetros de Rosario, que en abril de este año fue declarada “zona militar”, con lo que se habilita a las Fuerzas Armadas a instrumentar y dirigir materiales “que resulten necesarios para impedir y/o reprimir la comisión de todo delito” en la jurisdicción demarcada. Esa planta cuenta con tres líneas productivas, la de chalecos, la de armas y la de municiones. De esa planta, DuPont es proveedora de poliparafenileno tereftalamidasu, la tela registrada con la marca “Kevlar”, según confirmaron fuentes de FM. El tejido fue desarrollado para la empresa que lo comercializa desde 1972 y es líder en el mundo. Es un material que, dicen las fuentes, “se debe comprar sí o sí a Estados Unidos”.
Después de la visita a Fray Luis Beltrán, Vaquer realizará un recorrido por las otras plantas que dependen de Fabricaciones Militares. Son dos en Córdoba (Río Tercero y Villa María), una en Buenos Aires (Azul), y la de San José de Jáchal, en San Juan. Los delegados de las diferentes plantas están “muy interesados” en conocer los planes aunque presuponen que se avanzará en sumar capital privado para lo cual se convirtió en sociedad anónima. Ese cambio de figura jurídica se había anticipado en el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 del presidente Javier Milei.
“Fabricaciones Militares se transforma en Sociedad Anónima Unipersersonal para modernizar la estructura operativa, dotándola de mayor agilidad y flexibilidad para competir en el mercado actual. Igualmente seguirá sujeta a los mecanismos de control del sector público, garantizando transparencia y eficacia en su gestión”, se explicó oficialmente sobre el cambio.
Fabricaciones Militares activó en abril un programa de retiros voluntarios y de jubilaciones anticipadas que tenía como objetivo un achicamiento del 20% del plantel. El plan alcanzaba a unos 288 trabajadores, pero finalmente se retiraron 305; a comienzos de año otros 50 ya habían dejado sus cargos.
Impuesto a la riqueza
“Pagar me da una autoridad moral porque como dice el nombre del impuesto estoy haciendo un esfuerzo extraordinario. Lo que pido (a los políticos) no es un esfuerzo extraordinario sino que se trabaje con honestidad y transparencia”, remarcó Vaquer el 31 de marzo de 2021, cuando contó que pagó el llamado Aporte Solidario Extraordinario o impuesto a la riqueza, que regía entonces para aquellas personas y sucesiones indivisas con bienes que excedieran los $200 millones.
“No podemos olvidar el porcentaje de pobreza estructural que tenemos en el país y tenemos que hacer algo diferente”, dijo ese día en una entrevista en LN+.
Hace poco más de un año, en el AmCham Ethics & Transparency Forum, que se realizó bajo la consigna “construyendo una cultura de transparencia”, señaló: “No tenemos derecho a rendirnos, no es imposible trabajar la cultura de la integridad en nuestro país”.
Gabriela Origlia