El Gobierno reconoció que hubo un intento de vulneración de la seguridad informática de la Comisión Nacional de Energía Atómica, aclaró que fue una operación que fracasó y resaltó que tanto los planos como otros datos del rector nuclear CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) no estuvieron nunca en riesgo. En una comunicación oficial, informó que el 27 de noviembre se registró un “incidente” en la Infraestructura TIC (Tecnologías de la Comunicación e Información) de uno de los proyectos más importantes de la CNEA, pero negó que se hubieran comprometido las redes de seguridad.
El organismo emitió un comunicado, en el que argumentaron que el equipo de Gerencia de Tecnologías de la Información y Comunicación examinó la situación y corroboró que “en ningún momento estuvo comprometida la seguridad de las instalaciones nucleares y no se ha difundido información sensible”.
El CAREM es uno de los proyectos nucleares más ambiciosos de la ciencia argentina. Se trata del primer reactor nuclear de potencia diseñado y construido en el país. Su creación comenzó a mediados de los 80. Si bien su finalización estaba prevista inicialmente para 2023, ha enfrentado demoras atribuidas tanto a ajustes presupuestarios como a desafíos técnicos.
Este proyecto busca posicionar a Argentina en la vanguardia del diseño de reactores pequeños, destinados a países con necesidades energéticas específicas o limitaciones de infraestructura institucional. Su desarrollo resulta estratégico y representa un avance tecnológico clave y una apuesta a la soberanía energética del país. El proyecto contempla un 70% de participación de la industria nacional y más de un millar de empresas aportan servicios, ingeniería y componentes.
La CNEA, que depende de la Jefatura de Gabinete de la Nación que lidera Guillermo Francos, detalló en una comunicación del 1 de diciembre que el incidente en el proyecto nuclear afectó sistemas institucionales como correos electrónicos, portales internos y bases de datos. Las autoridades indicaron que permanecen “inactivos y en proceso de recuperación”. Como medida de seguridad, se implementaron protocolos estrictos que incluyeron la desconexión preventiva de equipos y la habilitación progresiva de servicios con restricciones.
La CNEA detalló seis puntos clave del protocolo aplicado, entre los que sobresalen: Servicios de internet restringidos a conexiones cableadas en sus tres principales centros atómicos; evaluación de sistemas específicos del proyecto CAREM; escaneo de virus en equipos de la sede central y su desconexión de la red hasta completar el proceso; revisión y limpieza de dispositivos en todas las dependencias de la institución; modalidades de trabajo adaptadas según las condiciones de cada gerencia; restricción de acceso a sitios web, limitando la navegación a portales oficiales y recursos seguros; y reacciones políticas y cuestionamientos.
Cuando se conoció el incidente, hubo sectores de la oposición que vincularon el incidente con los recortes presupuestarios en ciencia y tecnología impulsados por Javier Milei. Por eso, argumentaron que la reducción de inversiones había debilitado presuntamente áreas críticas del sistema nuclear, poniendo en riesgo proyectos estratégicos como el CAREM. En ese marco, señalaron que se habría perpetrado un “hackeo” y “robo de planos” del proyecto.
Cabe recordar que La Ley Nº 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, aprobada en forma unánime por el Congreso en 2021, establece que el Presupuesto para el área debe rondar el 0,39% del Productor Interno Bruto (PIB). Sin embargo, en 2023 fue del 0,302% y este año del 0,216%.
En mayo, Milei y Francos oficializaron la designación de las nuevas autoridades de la CNEA. Está presidida desde entonces por el ingeniero nuclear Germán Guido Lavalle, acompañado por el ingeniero Luis Rovere como vicepresidente. La institución tiene a su cargo el desarrollo y regulación del sector nuclear del país.
El jefe de Gabinete visitó en julio las obras del reactor CAREM, destacando su relevancia estratégica. En su recorrido, subrayó la importancia de garantizar recursos suficientes para completar esta obra emblemática, que podría marcar un hito en la industria nuclear global.
“Esta es una visita imprescindible para el Gobierno nacional. Estamos apoyando al equipo de ingeniería nuclear que hay en la Argentina, que ha sido tan prolífico en el tiempo”, expresó Francos durante aquella recorrida a la que fue acompañado por José Rolandi, vicejefe de Gabinete.
Comentario de AgendAR:
Hace décadas que el diseño básico y la ingeniería de detalle del CAREM fueron afanados por coreanos y yanquis, supongo que pagando coimas a expertos muy mal pagos ante la negativa de la CNEA a venderles la tecnología. Minga de hackeo, sencillamente sueldos miserables y desesperación profesional.
Por el timing, estimo que esto sucedió entre los tiempos de De La Rúa y la presidencia de Néstor Kirchner. Corea no era la única interesada: la Hitachi trató de comprar la tecnología por un vuelto.
Es más, los coreanos construyeron un prototipo de 100 MW eléctricos casi idéntico al CAREM en eterna construcción. Lo llamaron el SMART, e intentaron venderle 18 de ellos a Arabia Saudí para dar potencia a 18 plantas de desalinización de agua de mar. Por alguna razón que desconozco, los saudíes firmaron la carta de intención, pero después no prosiguieron con un contrato firme. Los coreanos tampoco trataron de venderle el SMART a nadie más, o de construirse una flota doméstica.
Añado que ya hay como 5 copias yanquis del CAREM de distintas compañías. La que más avanzó en licenciamiento, inversores, plata gubernamental, comprador doméstico asegurado de la potencia del prototipo y cartas de intención firmadas por 11 países aspirantes a clientes fue el NuScale, una copia del CAREM con varias mejoras ingeniosas -pero caras- en el edificio de contención.
Y NuScale capotó por sobrecostos hace dos años, sin haber salido de planos, power points, folletería y otras ventas de humo marketinero. Las otras cuatro imitaciones estadounidenses no llegaron ni a eso. De país de ingenieros y laburantes industriales a país de agentes de bolsa, desocupados y homeless: God Bless America.
Pero si te das el lujo, como la Argentina, de diseñar una central que era revolucionaria en 1984 y no construirla y terminarla durante 40 años, no hacen falta hackers para que te la roben, o que envejezca sin haber nacido. Tirarle el muerto a la administración de Adriana Serquis, o antes a la de Norma Boero, supera la estupidez o hijeputez profesional estandarizada de los multimedios.
Por ahora, dado que este gobierno decidió detener por enésima vez la construcción del CAREM, y nombrar un comité de revisión dirigido el Dr. José Converti, reactorista y enemigo declarado del proyecto, el mapa de riesgo de este proyecto es otro. El principal son sus presuntos custodios, el presidente de la CNEA, Dr. Germán Guido Lavalle, y su vice, el ing. Luis Rovere. En cuanto al Jefe de Gabinete, Luis Francos, me alegro de que al menos se haya enterado de la existencia del CAREM. Con estos cuatro gladiadores defendiendo el proyecto más de bandera de la tecnología argentina, podemos dormir sin frazada, compatriotas.
Boero y Serquis fueron las dos presidentas de la CNEA que sacaron al CAREM de planos y empezaron la construcción real. Muy intercurrida por los numerosos enemigos internos y externos del proyecto, por cierto, con el más sencillo de los procedimientos: dejar a la CNEA sin un mango. De 12 años de obra del CAREM, 5 fueron de detención total de la misma, y 2 de avances penosos por presupuestos ridículos. Lo de detener la obra para una revisión técnica es tan curativo como una autopsia, perpetrada sobre uno que está muriéndose de inanición. Como fusilamiento encubierto, al menos suena más profesional que el «No hay plata».
Hackeo informático, qué turrada tan cómica… El CAREM fue el primer SMR propuesto en el mundo, y en cuatro décadas de miseria presupuestaria y salarial en el Programa Nuclear Argentino, el más imitado. Nunca hizo falta un dream-team de la CIA para currarlo. Normalmente, siempre alcanzó con una fotocopiadora.
Daniel E. Arias