El espíritu con el que nació Internet está a punto de cambiar en los Estados Unidos y tendrá también impacto internacional: La Comisión Federal de Comunicaciones puso en vigor esta semana una nueva regulación federal que elimina el principio de neutralidad de la red,
Así, los proveedores de acceso podrán bloquear, despriorizar o exigir pagos adicionales para acceder a cierto tipo de contenido que no se ajuste con sus objetivos comerciales.
La neutralidad de la red ha sido un principio rector en la vida de Internet en los últimos 20 años, cuando sus creadores imaginaron que sería un espacio totalmente libre para el intercambio de información. Según este principio, ningún proveedor puede cobrar tarifas diferenciadas por acceder a determinados contenidos, páginas o aplicaciones ni discriminar por tipo de dispositivo.
Esta idea había sido garantizada por ley en los Estados Unidos a través de una regulación impulsada por el ex presidente Barack Obama. Pero su sucesor consideró que es una regulación «demasiado onerosa» como para imponerla a las empresas.
De acuerdo con estimaciones de Cisco, el 70% del material que circula por Internet es video -que al ir incrementando su calidad y demanda- cada vez representa una mayor presión sobre los proveedores de servicios. Y son los proveedores de streaming como Netflix y Youtube los actores que más tienen qué preocuparse.
Las empresas de telecomunicaciones plantearon que cada vez deben realizar mayores inversiones para garantizar con el cumplimiento de su servicio pero no tienen forma de trasladar esos costos al precio para garantizar sus niveles de rentabilidad. Por otra parte todas coinciden que en 2021, el peso del video en la web será del 80%.
El gobierno de Donald Trump fue influenciado por esta idea y tomó la decisión de impulsar una nueva regulación para, básicamente, quitar regulaciones federales y entregar el control del acceso a la web a las leyes del libre mercado.
La principal preocupación de los defensores de la neutralidad en la red es que los proveedores (que a nivel mayorista son siempre pocos) tengan margen de acción para cartelizar condiciones comerciales. Por otra parte, ahora tienen un altísimo poder sobre qué tipo de contenido se entrega a los usuarios.
Por ejemplo: si un proveedor de acceso a Internet en Nueva York desea cobrar un extra para que sus clientes disfruten del servicio de Netflix, ahora podrán hacerlo. O bien, los proveedores podrán acceder «carriles rápidos» o «carriles lentos», según lo que se pague, para ver determinado tipo de contenidos, como videos en Youtube.
En términos reales, los grandes Internet Service Providers (ISP) tendrán una enorme capacidad de injerencia potencial en los negocios de empresas tales como Google, Spotify, Netflix o cualquier cosa que pueda ser apuntada discrecionalmente.