Jorge Herrera, columnista de Ámbito Financiero, dice en la edición de hoy: «La crisis de confianza es un dato insoslayable de la realidad. El auxilio del Fondo vino principalmente a calmar las ansiedades de los tenedores de bonos argentinos, sobre todo, extranjeros. Sin embargo, por diversas causas que finalmente son reflejos del mayor nivel de incertidumbre y de desconfianza, el drenaje de divisas se mantuvo firme e incluso de aceleró en los últimos meses. Prueba de ello, es que en los primeros meses del 2018 el nivel de atesoramiento promedio mensual se elevó a u$s2.861 millones frente a u$s1.451 millones de un año atrás (+97%). O sea, casi se duplicó el promedio mensual de la compra neta de divisas del sector privado».
En AgendAR queremos agregar que -más allá de la desconfianza que sin duda se ha extendido, aquí y en el exterior, en los últimos meses, hay una causa más profunda: No hay oportunidades de inversión – salvo en unos pocos nichos, que requieren grandes capitales para explotarlos. Está, por supuesto, el casino financiero, que da beneficios extraordinarios… a los que tienen nervios, información y suerte.
Entonces, la dolarización de los patrimonios resulta ser para los argentinos la decisión más prudente.