POR QUÉ LOS CIENTÍFICOS ACAMPAN

AgendAR reproduce a continuación algunas cifras del colapso del sistema argentino de investigación y desarrollo. Citamos de un artículo mucho mayor de Gabriel Rocca publicado por la revista NexCiencia, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Los datos los da el físico Jorge Aliaga, ex decano. Que hablen los números.
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«…En esa línea se inscribe el trabajo llevado a cabo por el físico Jorge Aliaga. Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y actual Secretario de Planificación de la Universidad Nacional de Hurlingham, tomó los recursos devengados del presupuesto 2015 para la función “Ciencia y Técnica”, los ajustó por el Indice de Precios Implícitos (IPI – elaborado por el INDEC para comparar presupuesto y Producto Interno Bruto) y luego lo comparó con las cifras del presupuesto 2019, asumiendo que su ejecución será del ciento por ciento.

«Lo primero que salta a la vista es que los recursos globales que la función Ciencia y Técnica recibirá en 2019 serán, en términos reales, un 30% inferiores a los que obtuvo en 2015. Sólo para equiparar ambos presupuestos habría que adicionar a lo dispuesto por el PEN para el año próximo una suma cercana a los 20 mil millones de pesos.

«Por otro lado, si se toma el subtotal que agrupa al conjunto de los organismos de ciencia y técnica, la caída, en promedio, para estos cuatro años, alcanza al 34,4%. Al mirar más en detalle, se podría armar una suerte de ranking con las instituciones que resultaron más perjudicadas. La Comisión Nacional de Actividades Espaciales perdió el equivalente al 66,2% de sus recursos; el MINCyT (ahora secretaría) el 58,8%; el Instituto Nacional del Agua, 39,5%; el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) 38,7%; el Instituto Geográfica Nacional, 37,7%; y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), 35,0%. En el otro extremo, el CONICET fue el organismo que menos recursos resignó, con un descenso de “sólo”, el 17,7%.

«En relación con el CONICET, Aliaga precisa que ya en 2015 su presupuesto estaba asignado, mayormente, al pago de salarios. “Desde entonces el gasto de CONICET sumó una jerarquización anunciada el 30/11/2015 y al menos 1.000 investigadores netos, descontando bajas. Aun con los pocos ingresos de investigadores concretados, el presupuesto 2019 debió ser aproximadamente un 10% mayor al devengado en 2015 ajustado por IPI”. Y añade: “En lugar de crecer un 10% se observó una baja de 17,7% y esto sólo se puede explicar como consecuencia de un gran ajuste en los gastos de funcionamiento y, salvo en 2017, una pérdida salarial. Por eso casi la totalidad de los directores de unidades ejecutoras, sin grietas, manifestaron que tenían serios problemas para seguir funcionando”.

«En el resto de los organismos, Aliaga explica que el recorte se realizó apelando a distintas modalidades, “despidiendo contratados, como en el INTI; suspendiendo programas, como en CNEA y CONAE, o con perdida salarial, particularmente en 2016 y 2018”.

«Respecto del desplome del 58,8% en las partidas del ex MINCyT, se llega a esa cifra a partir de una baja del 66,1% en fondos del propio ex Ministerio y una disminución del 52,2% en los recursos de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT). Este último dato es particularmente grave dado que la “Agencia” es, en la actualidad, la principal fuente de financiamiento para los proyectos de investigación.

“Esta reducción en pesos en el financiamiento de la ANPCyT, que no tiene en cuenta el efecto adicional que ha tenido la devaluación en la compra de insumos y equipos, explica por qué el reconocido investigador Alberto Kornblihtt ha dicho que ‘la situación actual nos lleva a la muerte de la investigación experimental en la Argentina'».

Sólo nos cabe agregar que lo que está en juego aquí no es solamente la ciencia y los científicos: es la soberanía y el futuro de los argentinos. Seguiremos.