Distinguen en Francia a investigadora de Conicet por aportes en el campo de la audición

La doctora Ana Belén Elgoyhen recibió en Francia el «Gran Premio Científico», que es otorgado por la Fondation Pour l’Audition. Esta distinción se enfoca en destacar el trabajo de científicos de todo el mundo cuyos descubrimientos pueden ayudar a mejorar el conocimiento de la audición humana y que abren el camino a algún un avance en el campo específico de la salud auditiva.

Elgoyhen, que investigadora superior del Conicet y trabaja en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular “Dr. Héctor N. Torres (Ingebi), fue la responsable del descubrimiento de dos proteínas que resultan fundamentales para conforman el receptor del sistema eferente olivococlear dentro del oído interno. Éste es uno de los «responsables» mantener la comunicación entre el oído interno con el sistema nervioso central y es el encargado de modular la forma en que las personas escuchan.

“Se trata de un sistema importante por varias razones. Por empezar, permite amplificar los tonos que necesitamos escuchar y, al mismo tiempo, filtrar sonidos de fondo que podrían resultarnos molestos. También se activa, por ejemplo, cuando tenemos que realizar otra tarea para disminuir la información sonora que llega al cerebro de modo que podamos enfocarnos en por ejemplo leer o escribir”, explica Elgoyhen, que es la responsable del laboratorio de Fisiología y Genética de la Audición en el Ingebi.

Este sistema eferente también tiene una función protectora al prevenir al sistema auditivo de los efectos de sonidos muy intensos que pueden llegar a causar una hipoacusia. Esto es la perdida de la sensibilidad a distintas frecuencias, que pueden llegar al grado de sordera. Y también contribuyen a proteger de los acúfenos, que es la percepción de ruido en los oídos que tiene una persona, sin que exista una fuente exterior de sonidos.

“El gran problema con las células sensoriales de los oídos es que son pocas: aproximadamente 12 mil en cada uno. Y además son frágiles y no se regeneran. Cada una de estas células está asociada con la detección de una frecuencia sonora específica. Por eso, a medida que las células van muriendo vamos perdiendo la posibilidad de percibir la frecuencia correspondiente”, agrega.

“En nuestro laboratorio buscamos identificar moléculas que nos permitan pensar en desarrollar fármacos que activen este sistema de protección natural. Aunque, como en otros temas, sabemos que la mejor forma de prevenir daños es evitar la exposición a impactos sonoros fuertes que puedan generar lesiones”, contó la experta.

Más allá del reconocimiento a sus investigaciones en ciencia básica y sus potenciales aplicaciones clínicas, de acuerdo a la investigadora, uno de los aspectos de su trayectoria profesional que valoraron los evaluadores fue el servicio de salud de detección de las bases genéticas de hipoacusias en humanos, que funciona a su cargo desde hace más de una década en el INGEBI.

El trabajo de Elgoyhen en el laboratorio no es queda en pura investigación básica. “Hace 15 años que desde el instituto proveemos un Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN) para hacer diagnóstico molecular de sorderas. Así las personas hipoacúsicas pueden saber el origen genético de sus problemas auditivos”, afirma Elgoyhen.

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