En octubre, la Formación de Activos Externos (FAE), como la denominan los informes del Banco Central, o «fuga de capitales», como se la conoce popularmente, fue de u$s 1.163 millones. Las altísimas tasas que paga el B.C.R.A. para retenerlos pueden haberla moderado. Pero por cierto no la detuvieron. En el año la fuga llegó a u$s 25.959 millones y es récord histórico.
Esta salida de fondos -su retiro de la circulación local- es, junto con el rojo de cuenta corriente, la principal explicación para la crisis vía balance de pagos que sufrió la economía local durante el 2018. Si no hubiera sido por los adelantos del F.M.I., el default habría sido una distinta posibilidad.