Como AgendAR remarcó en numerosas oportunidades, y analizó a fondo aquí, el gobierno actual ha invertido esfuerzo y muchos subsidios en el fomento de las energías renovables. Pero el título del artículo que publicó ayer La Nación induce a error: en los próximos tres meses, los sistemas renovables podrían llegar al 8% de la capacidad instalada. Más no sucede lo mismo con el consumo: las renovables hoy abastecen el 2,4% del consumo.
La explicación, que la misma nota menciona: salvo por el biogas, la mayor parte de las fuentes renovables son intermitentes. La fotovoltaica no funciona de noche y al amanecer, anochecer y con cobertura de nubes da menos potencia. El viento no sopla siempre, y menos que menos en los continentes, y menos aún dentro de los rangos de velocidad que resultan aprovechables con la tecnología actual (entre 4 y 14 m/s). Incluso los aprovechamientos microhidráulicos suelen estar sujetos a ciclos marcados de disponibilidad de agua turbinable, mayores aún que las de los grandes lagos hidroeléctricos.
Esto no cambiará hasta tanto surja algún «game changer» tecnológico, algún modo barato y eficiente de almacenar electricidad producida para liberarla a las redes cuando hay demanda. Por ello, la cifra alcanzada en estos momentos por la Unión Europea, la región del mundo que más invirtió en renovables, está en un 16.9% del consumo, y esta cifra podría ser un techo. Que a la Argentina le queda, de todos modos, bastante lejos.
El gobierno argentino se había fijado una meta: llegar a 2025 con el 20% de su matriz energética de fuentes renovables. Así se comprometió en el Acuerdo de París. Evidentemente, resulta poco realista. Aunque se logró un significativo avance si se considera que en febrero pasado solo el 1,2% de toda la generación eléctrica del país provenía de fuentes «verdes».
Dentro de las energías renovables en Argentina, la eólica es la gran protagonista en estos días. Más de 90 aerogeneradores de más de 80 metros de altura (un Obelisco y medio) comenzaron a mover sus palas impulsadas por el viento desde junio hasta hoy, lo cual suma 341 megawatts (MW), equivalentes a la energía que consumirían cerca de 456.000 hogares si el viento soplara 24×7 y dentro de las velocidades convenientes. En la práctica, la disponibilidad eólica efectiva en la Argentina continental está entre el 35 y el 40% del tiempo: muy alta, en comparación con la europea. Pero nuestro desarrollo eólico está muy retrasado respecto del europeo.
Solamente en estos días entrarán al sistema casi 100 MW más de los parques que inaugurará la empresa Genneia, y para el primer trimestre del año próximo son varios las generadoras que se sumarán con los proyectos adjudicados en la primera etapa del plan Renovar.
Además, desde 2017, por la resolución 281, las empresas pueden generar la energía que consumen y volcarla en la red, en lo que se conoce como mercado a término (Mater). En total, ya hay 46 empresas, que suman el 6% de la demanda total de los grandes usuarios (los que consumen más de 300 kilowatts), que cerraron contratos por su cuenta. Entre las empresas que ya producen su propia energía están YPF, Loma Negra, Aluar Aluminio, Genneia, Central Puerto, Vientos Neuquinos, Isla Power y Greenwind.
La posición de AgendAR es conocida: la energía eólica, las energías renovables en general, son un desarrollo interesante y se justifica invertir en ellas. Pero en el esquema actual, hay muy pocos incentivos para la producción local de sus componentes. Precisamente, el área que debería concentrar los esfuerzos de un gobierno, si se interesara en desarrollar la capacidad industrial y tecnológica argentina.