Hantavirus: la mirada de un pediatra

El hospital Gandulfo, donde se atiende un caso de hantavirus

Ayer se confirmó un nuevo caso: un hombre afectado por el hantavirus, con lo que ya suman cinco los casos en la provincia de Buenos Aires. Entonces, cuando ocurre en la zona más poblada de nuestro país, se extiende la inquietud. Y el esfuerzo de las autoridades en asegurar que no es una epidemia, no alcanza para tranquilizar a todos.

Para el periodismo no es fácil mantener el equilibrio entre alarmismo y silencio. En AgendAR publicamos el informe de la Sociedad Argentina de Infectología, que nos parece la descripción más sólida del brote y de sus antecedentes.

Ahora, reproducimos este reportaje que ha hecho la periodista Fabiola Czubaj a un pediatra de Chubut, Manuel Vivas, ex presidente de la filial Golfo San Jorge de la Sociedad Argentina de Pediatría, que desde el comienzo de esta emergencia sanitaria les recomendó a los padres no viajar a la zona de riesgo en la región andina. Ahí, detalla lo qué no se hizo e indica lo que, a su juicio, debe hacerse. Compartimos:

El Dr. Vivas afirma sobre el manejo oficial: «La respuesta ante el brote fue la de un país adolescente». El ex presidente de la filial Golfo San Jorge de la Sociedad Argentina de Pediatría en Chubut se refiere a que, desde los seis primeros contagios en noviembre pasado, hubo una confusa comunicación de medidas preventivas a los residentes y a los visitantes, y una subestimación del contagio interhumano de hantavirus en esa región.

La cepa Andes Sur del virus hanta, que comparten la Argentina y Chile, es la única conocida en el mundo que se puede contagiar de persona a persona. En un artículo que envió al diario Crónica de Comodoro Rivadavia, Vivas recordó que hace 20 años que la doctora Paula Padula, del ex-Instituto Malbrán, describió esa característica única de la cepa Andes del virus.

Dos décadas después del brote de El Bolsón, que estudió Padula y equipo, la emergencia vuelve a ocurrir. «Si no reconocemos la realidad, esto se va a repetir».

«El brote, que ya se cobró 10 vidas, se atribuye a la fatalidad o la excepcionalidad, cuando es una zona endémica de la cepa Andes. Fue una tragedia sanitaria y hay que aceptar que hay que actuar con más celeridad, dar un preaviso al personal de la salud de actuar más rápido. Esto nos deja la lección de muchos muertos y aún no está cerrada la estadística del brote».

Pensando en el «día después» de esta emergencia sanitaria, Vivas, que también integra el tribunal de honor de la SAP, propone una serie de medidas con coordinación nacional: un relevamiento epidemiológico para conocer la prevalencia de anticuerpos contra el hantavirus en la población, la vigilancia de los roedores portadores de virus, en especial de la cepa Andes, y la creación de un laboratorio regional para el estudio de casos sospechosos, además de cartelería que advierta sobre el riesgo en áreas abiertas. «Y como médicos, estar alertas si consulta un paciente con síntomas gripales y antecedente de viaje a una zona endémica».

VIALa Nación