12.950.000 argentinos bajo la línea de pobreza, según cifras oficiales

Hace pocos días la Universidad Católica Argentina publicaba un informe que decía: el 31,3% de la población urbana – 12.700.000 personas – son pobres. Como todas las estadisticas se basa en criterios discutibles. Ayer, el INDEC, basado en otros elementos y un relevamiento distinto, indica que en 2018 la pobreza aumentó de 25,7% a 32% de la población urbana. Se agregaron 2.650.000 nuevos pobres en un año y suman 12.950.000 personas.

De ese total, la indigencia o extrema pobreza creció de 4,8 a 6,7% -unos 800.000 más- y son 2.700.000 indigentes. Como en el informe de la UCA, la medición oficial no incluye la población rural. Si el 32% también se aplicara al sector rural habría 14.000.000 de pobres.

El Ministerio de Trabajo y Producción informó de dos variables claves para el comportamiento futuro de la pobreza: empleo y actividad. El primero cayó 2,1% y el PBI 5,7%, ambos en enero. Para el Indec el estimador mensual de actividad económica (PBI) retrocedió enero el 5,7% interanual.

El informe de pobreza muestra que entre los chicos menores de 14 años aumentó del 39,7% al 46,8%. Esto significa que del total de chicos menores de 14 años –8.900.000-, 4.170.000 vive en hogares pobres. En relación a un año atrás, hay 700.000 nuevos chicos pobres. Y de estos números, los chicos que viven en hogares indigentes – porque tienen ingresos por debajo de la canasta de alimentos básicos– se elevó del 7,6 al 10,9%.

El conurbano bonaerense volvió a destacarse con una suba de la pobreza del 29,5% al 35,9%. Aumentó de 3.542.639 a 4.356.189 de personas pobres. De esos números, la indigencia aumentó del 6,2 al 8,5 por ciento y ya alcanza a 1.031.257 personas.

Con el 49,3% Corrientes tiene la mayor tasa de pobreza (un año atrás era del 36,9%) y la menor, con el 12,6%, la Ciudad de Buenos Aires (9% antes).

En el 2018 este incremento de la indigencia y la pobreza tuvo dos etapas: en la primera mitad del año pasado, hubo un primer trimestre moderadamente positivo y un segundo con un deterioro en coincidencia con el inicio la recesión, mayor inflación y deterioro de los ingresos de la población. En la segunda mitad del año, se profundizó la recesión, la disparada del dólar, la recesión con pérdida de empleo y mayor desocupación.

Como los números tienden a dar una imagen fría y aséptica de lo que hablamos, queremos volcar aquí las respuestas que dieron en un informe de UNICEF algunos chicos: «¿Qué es la pobreza? ¿Qué cambió en el barrio? ¿Qué es la crisis?, les preguntaron a algunos chicos. “Pobreza es una casa de chapas, palos o cartón”, “Enfermar y no poder comprar medicinas”, “Le está costando a las familias alimentar a los pibes”, «Alcanza menos la plata”, “No hay trabajo, suben las cosas”, “Subió el pan. El aceite sale 100 pesos”, “Para mi es dejar de jugar”. Fueron parte de las respuestas.

También es algo más que las tragedias humanas. Es la destrucción de ventajas tradicionales que tenía Argentina como país: una mano de obra calificada, una educación pública de excelencia.

VIAClarín