Un llamamiento por la ciencia argentina

La situación es grave. Ha provocado que los 240 Directores de institutos del CONICET, reunidos en Córdoba el 12 y 13 de abril, hayan firmado el «Llamamiento a la Ciudadanía – ¡Salvemos la Ciencia Argentina!». Ahí se plantea, entre otros reclamos:

«El sistema científico y tecnológico argentino está hoy en riesgo de desaparición. Por eso personas con diferentes visiones sobre la realidad política argentina, firmamos este documento, que trasciende las barreras partidarias y los intereses corporativos».

«Queremos alertar a la ciudadanía sobre esta grave situación y convocarla a movilizarse para reclamar un cambio en las políticas aplicadas en el sector científico y tecnológico. Asimismo, convocamos a todas las fuerzas políticas a pronunciarse en defensa de la ciencia y tecnología argentinas y a comprometerse en la ejecución de las medidas que se detallan más abajo, que constituyen un programa de emergencia destinado a salvar nuestra base científica y tecnológica».

«Después de décadas de abandono, marcadas por un notorio ahogo presupuestario, el sector científico argentino vivió un periodo de expansión. El mantenimiento de esa senda de crecimiento pareció alcanzar un amplio consenso durante los debates presidenciales del 2015, donde los candidatos se comprometieron a continuar con una inversión creciente en el sector. Buena parte de la ciudadanía creyó que la continuidad de los equipos de gestión, que se mantuvieron tras el cambio de gobierno el 10 de diciembre de 2015, haría que esta esperanza se convirtiera en realidad. Para muchos, parecía que estábamos a las puertas de la instauración de una política de estado en ciencia y tecnología. Sin embargo, a menos de un año del final del mandato constitucional del actual gobierno, el panorama del sector científico y tecnológico argentino no podría haber sido más desolador. Crisis presupuestaria, paralización de las instituciones emblemáticas del sector, deterioro institucional, reducción de personal y pérdida de objetivos. Un retroceso en toda la línea».

«La dramática situación del sistema científico argentino puede ilustrarse con datos, cuya veracidad puede ser comprobada ingresando al portal de la Oficina Nacional de Presupuesto del Ministerio de Hacienda de la Nación … El presupuesto destinado a la finalidad ciencia y técnica cayó al 0.256% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2018 siendo que entre 2010 y 2015 se ubicaba cerca del 0.35%. Los datos más recientes indican que,
probablemente, este derrumbe presupuestario se agudice en 2019″.

«La situación salarial es crítica. Los salarios de los científicos argentinos son los peores de toda América Latina. Desde 2015 los salarios en el CONICET han perdido más del 35% de su poder adquisitivo. Las remuneraciones de los más jóvenes, los becarios doctorales y postdoctorales, están por debajo de la línea de pobreza y no hacen más que alentar el éxodo».

«Hace pocos días el CONICET informó que sólo el 17% de los aspirantes a ingresar a la CIC fueron admitidos en el organismo. De este modo, más de 1500 jóvenes, con una formación de excelencia en la que el estado invirtió durante más de doce años, quedaron afuera del sistema en momentos en los que todas las instituciones públicas les cierran sus puertas en la cara. Como mencionamos antes, el perjuicio ocasionado por esta frustración no solo involucra a esas personas, sino que desmantela nuevos grupos en formación, pone en riesgo la continuidad de ciertas disciplinas, genera todo tipo de asimetrías en la distribución de los ingresos e hipoteca el futuro del sistema científico. No atender el reclamo de aumento de vacantes en la CIC es, en este contexto, no sólo una muestra de insensibilidad sino también una insensatez».

«A la sombría situación del CONICET se suma la parálisis de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), el único organismo estatal que financia proyectos de investigación científica y tecnológica a nivel nacional».

Este documento ha sido firmado por la Mesa Coordinadora del Plenario de Directoras y Directores de Institutos del CONICET: Alfredo Cáceres (Córdoba), Ana Franchi (CABA), Andrea Gamarnik (CABA), Edgardo Baldo (Córdoba), Gloria Chicote (La Plata), Juan Pablo Paz (CABA), Marcos Vaira (San Salvador de Jujuy), María Cristina Carrillo (Rosario), Raquel Chan (Santa Fe), Rolando Gonzalez José (Puerto Madryn). Para acceder al texto íntegro, cliquear aquí.