La garrafa de gas aumentará este viernes un 4% promedio. El precio máximo de referencia -ese que se comercializa en distribuidoras, pero es difícil de conseguir en comercios- llegará a los $307,64 por envase de 10 kilos.
La disposición 34/2019 de la Secretaría de Energía fijó los nuevos precios de referencia para las garrafas de 10, 12 y 15 kilos, pero que son prácticamente imposible de ubicar en los comercios de las distintas provincias que usan el combustible envasado. En el conurbano bonaerense, una garrafa de 10 kilos puede costar unos 400 pesos.
La dificultad de acceder al precio oficial es tal que las provincias y los municipios organizan operativos especiales para llegar con los valores de referencia a los barrios de mayor consumo de garrafas, en todo el país.
La garrafa de 10 kilos tendrá desde el viernes un precio de referencia de $278,41 más IVA (10,5%), por lo que llegará a $307,64. La de 12 kilos se venderá a $368,18, IVA incluido. Y la de 15 kilos, a $461,47 con el impuesto.
El Gobierno también dispuso aumentar un 7,9% el subsidio que reciben unas 2,3 millones de familias para comprar garrafas, sobre los 3,5 millones de usuarios que, se estima, existen en el país. La ayuda estatal subirá así de $152 a $164 por familia por garrafa. El Estado calcula cuánto combustible necesita la familia en función de su ubicación geográfica, la cantidad de miembros y la época del año y deposita el dinero en las cuentas de los beneficiarios.
Estas 2,3 millones de familias, sin embargo, pagarán este combustible elemental 124,4 por ciento más caro de lo que lo abonaron el invierno pasado, si consiguen los envases al precio oficial.
Además y por encima de la inflación -que, como le gusta decir a muchos políticos, es el peor impuesto para los pobres- este sistema tiene algo perverso en su misma concepción: establece una «pobreza estructural», con precios y productos distintos e inferiores al resto de la población.
Argentina tiene pobres, como todos los países. Lo que no debe tener es un sector condenado a la pobreza.