Por los reiterados incrementos de las cuotas -entre cuatro y cinco ajustes anuales-, la disminución del poder adquisitivo de la población y la menor cantidad de afiliaciones por la vía de obras sociales -debido a la caída del empleo- se sigue achicando el padrón de los afiliados a los servicios de medicina privada.
Datos de la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires marcan que en 2018 sólo el 10% de la población porteña declaró contar con un plan de medicina prepaga por contratación voluntaria. Y otro 18% respondió que tiene la cobertura prepaga por la derivación de aportes a través de una Obra social. En total el 28%.
En 2016, los afiliados voluntarios sumaban el 12,7% y derivaban sus aportes otro 19,9%. En total el 32,6%. Es una caída de 4,6 puntos en solo 2 años y representan 140.000 beneficiarios menos sólo en CABA. Si esta caída se proyecta a todo el país según la distribución nacional del padrón el sistema tendría 1,2 millón de beneficiarios menos. En lo que va de este estas desafiliaciones se acentuaron por el mayor deterioro de los ingresos de la población.
El grueso de la población porteña —el 46,1 %— tiene cobertura a través de las obras sociales que aumentaron el padrón por la vuelta de los que derivaban sus aportes a las prepagas. Se atienden exclusivamente en hospitales públicos el 18,6% y el resto en mutuales o servicios de emergencias.
En promedio, el costo de los planes de las prepagas es de entre $ 6.000 y $ 7.500 mensuales para una persona de edad mediana, y es mucho más alto para los adultos mayores. Un matrimonio joven con dos hijos menores, por un plan sin reintegros, paga alrededor de $ 13.000 por mes. Y los planes familiares mayores superan ese importe.
Desde julio, el costo de esos planes vuelve a subir un 17,5% en 3 tramos mensuales. El primer aumento, del 5,5%, regirá a partir del 1 de julio. Otro 6% se sumará desde el 1 de agosto y el tercero, también del 6%, regirá a partir del 1 de septiembre.
La semana pasada, se dio el primer paso para que las prepagas puedan dar coberturas parciales de cobertura ambulatoria o de internación. Esto significa ofrecer planes más baratos, que no garantizan el 100% de la atención médica sino coberturas limitadas. Quienes acepten esos planes deberán cubran el resto a través del hospital público.
Los planes parciales de cobertura ambulatoria incluyen: Consultas Médicas, Medicamentos, Estudios y Prácticas de Baja Complejidad y Estudios y Prácticas de Alta Complejidad. En tanto, los parciales de internación incluyen Emergencias Médicas en domicilio y Guardia, Internación Clínica y Quirúrgica y Medicamentos en Internación.
Esta situación, que no parece ser de coyuntura por los costos cada vez más altos de la salud, prevsenta un desafío y una oportunidad a las obras sociales ¿Pero están dispuestas a asumirlo? Varias de ellas, las más prósperas, prefieren conservar, no aumentar, su limitado universo de afiliados.