Proyectos empresarios y fantasías detrás de la nueva «Space Race»

Hace 50 años, en 1969, Estados Unidos consiguió ser la primer nación en poner un hombre en la Luna. Fue uno de los momentos cumbres de la «Space Race», la carrera espacial, que había comenzado en 1957, cuando Rusia fue el primer país en lanzar un satélite artificial al espacio. Todo parte de la Guerra Fría; es que la Historia muestra que muchos grandes avances tecnológicos se hicieron en el marco de las rivalidades de los Estados.

¿Estamos al comienzo de una nueva carrera? Sí. La última vez que un hombre pisó la Luna fue en 1972, pero este año China fue el primer país en «alunizar» un artefacto en su lado «oscuro» (el que no vemos desde la Tierra). En realidad, hace unos años que las Potencias aceleraron sus planes para que sus vehículos y hombres regresen a la Luna. En 2017 Trump firmó una orden presidencial para que la NASA envíe de nuevo astronautas norteamericanos al satélite en 2024; Rusia hará lo mismo en 2025 y China, en 2030.

Detrás de esos proyectos está la rivalidad -sobre todo entre Washington y Beijing- por alimentar y afianzar su poder geopolítico y militar. Pero hay señales de un creciente interés económico que moviliza no sólo a esas potencias sino también a la India, Japón, Francia, y hasta Israel, que no se quieren quedar fuera de lo que los más imaginativos anticipan como una «fiebre del oro lunar». La periodista de La Nación, Inés Capdevila, menciona algunas aventuras privadas.

¿La energía del futuro?

Lo que aparece en estas especulaciones como el objetivo primordial de la «explotación» de la Luna es el helio-3, un isotopo que es un potencial combustible para (especulativas) plantas de fusión nuclear y que está regado por todo el regolito lunar. Nuestra Luna, según algunos cálculos, contaría con un millón de toneladas de helio-3.

Algunos científicos afirman que el helio-3 es el combustible del futuro y que una cuarta parte de lo que se encuentra en la Luna serviría para abastecer al mundo entero de energía durante siglos.

La logística de la Luna

En 2021, la empresa norteamericana Astrobotic planea ser la primer firma privada que alunice una nave para transportar carga científica destinada a levantar bases de investigación. Esto no es sólo un proyecto. En mayo de este año ganó un contrato de la NASA de U$S 79,5 millones para transportar 14 cargas distintas. La creación de líneas de suministro hacia la Luna es ya un negocio en marcha.

Fantasías, por ahora

Proyectos más especulativos, de hipermillonarios con recursos e imaginación, son, por ejemplo, la compañía Blue Origin, de Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo: está fabricando una nave para aterrizar en el polo sur de la Luna (donde se encontró agua). Planetary Resources, una empresa que contó con inversiones de Larry Page, fundador de Google, apunta a dedicarse a la minería de los asteroides.

Y Elon Musk sigue adelante con sus planes de comenzar con la colonización de Marte a principios de la próxima década. Ha dicho hace poco en Australia «El futuro será mejor si somos una especie multiplanetaria que si no«.

En AgendAR creemos que Musk está en lo cierto en eso… pero en un plazo largo. Con la tecnología que contamos, y la que previsiblemente podrá desarrollarse en las próximas décadas, enviar seres humanos a Marte y traerlos de vuelta tendrá un costo tan gigantesco que se encarará, si se hace, en la misma forma que el programa Apolo: algo que sólo puede permitirse una Gran Potencia, por razones de prestigio, y que no tendrá continuidad.

(Estamos obligados, por honestidad intelectual, a agregar a esta afirmación una nota de cautela: El físico alemán Hermann Oberth, considerado, junto con el ruso Konstantin Tsiolkovsky y el estadounidense Robert Goddard, uno de los tres padres de la astronáutica, publicó en 1922 su tesis doctoral, en la que planteaba la posibilidad del lanzamiento de un cohete a la Luna y el vuelo interplanetario. Años después, la ya entonces muy prestigiosa revista científica Nature, publicaba una crítica bastante benévola. Decía «En estos tiempos de avances sorprendentes, no podemos decir que la ambiciosa idea de Oberth no se realice antes que la raza humana esté extinta«.

Se hizo realidad antes que el Profesor Oberth, que falleció en 1989, estuviera extinto).

A. B. F.