El director general de la agencia de vigilancia nuclear de la ONU, el japonés Yukiya Amano, que preveía abandonar su cargo en marzo próximo debido a su mal estado de salud, ha muerto, anunció la institución.
En un comunicado dirigido a sus miembros, el secretariado del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) expresa su «mayor tristeza» al comunicar la muerte del diplomático nipón, que ocupaba el más alto cargo de la agencia de vigilancia nuclear de Naciones Unidas desde 2009.
La semana pasada, como anticipó AgendAR, Amano tenía previsto e dimitir en marzo de 2020. La decisión, se sabía, estaba relacionada con problemas de salud.
El OIEA es una entidad técnica autónoma de la ONU, con más de 2.000 empleados, que vela por la seguridad nuclear en el mundo y se encarga además de verificar el cumplimiento del Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares. Sus responsabilidades de la OIEA incluyen controlar las restricciones a las actividades nucleares de Irán bajo el acuerdo con las potencias mundiales de 2015, que Estados Unidos abandonó el año pasado.
El deceso de Amano, que ha sido elogiado entre otros líderes mundiales por Putin, plantea la cuestión de qué rumbo tomará la agencia en el futuro, aunque pocos esperan que su manejo sobre Irán y otros temas delicados cambien significativamente.
Dos posibles candidatos para suceder a Amano son el embajador de Argentina ante la OIEA, Rafael Grossi, y el rumano Cornel Feruta, coordinador principal de la agencia y un cercano colaborador del japonés.
En AgendAR venimos señalando la conveniencia para nuestro país que un argentino esté a cargo de la OIEA. Grossi, que fue director adjunto de la Organización, recientemente fue elegido presidente de la «Conferencia de Examen» a realizarse en Nueva York en abril 2020, por los 190 países miembros del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).