Con más de dos millones de casos de dengue notificados en lo que va del año, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió a las autoridades sanitarias de la región sobre «un nuevo ciclo epidémico de la enfermedad. Los menores de 15 años están entre los más afectados.
Las 2.029.342 infecciones, incluidas 723 muertes, que informaron los países de América Latina hasta la última semana de julio superan el total notificado entre 2017 y 2018, sin llegar aún a la cifra de la última epidemia en 2015-2016. Brasil, Colombia, Honduras y Nicaragua son los cuatro países que están teniendo mayor incidencia de la enfermedad.
En la Argentina, hasta el 22 del mes pasado se confirmaron 2555 casos autóctonos (sin antecedentes de viaje) en Buenos Aires, Chaco, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta, Santa Fe y ciudad de Buenos Aires. Y hubo otros 160 «importados» porque viajaron a alguna zona con circulación viral del país o del exterior.
Más allá del número de casos, lo que llama la atención a los epidemiólogos y especialistas en enfermedades transmisibles de la OPS es que los cuatro serotipos del virus del dengue están circulando de manera simultánea en la región, lo que aumenta el riesgo de dengue grave. Eso ocurre en Brasil, Guatemala y México, mientras que en Colombia, Panamá, Martinica, Venezuela, Paraguay y Perú están cocirculando tres serotipos.
«La región atraviesa un nuevo período epidémico de dengue con un incremento notable de casos», dijo Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS. Lo atribuyó al clima, el mal ordenamiento ambiental y la gran capacidad de adaptación del mosquito vector Aedes aegypti. Los síntomas a tener en cuenta para la consulta rápida son fiebre alta, dolor abdominal intenso o dolor al palpar; vómitos persistentes, acumulación de líquido, sangrado de las mucosas, letargo o irritabilidad y lipotimia (hipotensión), entre otros.
La OPS aconseja, además, que las autoridades sanitarias refuercen las medidas de ordenamiento ambiental e involucrar a la población en la eliminación de criaderos del mosquito vector en las casas y lugares públicos, como los parques, las escuelas, los hospitales o los cementerios, donde quedan objetos que acumulan agua apta para la reproducción del A. aegypti. Otros sitios a tener en cuenta son donde se haya interrumpido la recolección habitual de basura o se acumule chatarra, cubiertas y otros elementos en desuso. Se insiste, también, en definir las áreas de alto riesgo de transmisión. «Deberá eliminarse la presencia del mosquito por lo menos 400 metros a la redonda -dice la OPS-. Es importante prestar atención a los centros de salud, que deberán estar libres del vector y sus criaderos para que no sean puntos irradiadores del virus.»
Justamente, AgendAR publicó una nota el mes pasado sobre Los mosquitos que se reproducen en el invierno porteño.