Un equipo interdisciplinario de científicas y científicos creó compuestos que poseen la capacidad de matar al parásito que causa el Chagas cuando está en el interior de las células infectadas. Los ensayos in vitro indican que estas sustancias son más potentes y selectivas que el benznidazol, el medicamento que se usa actualmente para tratar la enfermedad y que provoca efectos secundarios severos.
A partir de una técnica de tinción fluorescente puede observarse en azul el ADN del núcleo de la celula infectada (círculos más grandes) y el ADN del núcleo y kinetoplasto del Trypanosoma cruzi (marcas mas chiquitas cercanas al núcleo celular).
Según datos muy recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que en el mundo hay entre 6 y 7 millones de personas infectadas por Trypanosoma cruzi, el parásito causante de la enfermedad de Chagas. Si bien no existen estadísticas confiables, se estima que alrededor de un millón y medio de esas personas viven en la Argentina.
Hasta el momento, los recursos terapéuticos para tratar esta patología son muy limitados, pues consisten, esencialmente, en apenas dos medicamentos: el benznidazol, que es el fármaco de primera elección, y el nifurtimox, al que se recurre cuando el primero no resulta efectivo.
La mayoría de las compañías farmacéuticas no está interesada en invertir en investigación y desarrollo de nuevos fármacos para tratar el Chagas porque, por tratarse de una enfermedad relacionada con la pobreza, no es un asunto comercialmente atractivo. De hecho, la producción mundial de benznidazol se discontinuó a partir del año 2004 y, desde 2013, es fabricado exclusivamente en la Argentina.
Por tratarse de sustancias cuya utilidad para la enfermedad de Chagas fue descubierta -hace más de cuatro décadas- de manera empírica, el benznidazol y el nifurtimox no tienen una actividad específica contra el Trypanosoma cruzi. Por lo tanto, en muchos casos no son efectivos o provocan importantes efectos colaterales en el paciente, lo que hace que su uso terapéutico sea muy dificultoso.
“En la actualidad no existen vacunas contra el parásito y el nifurtimox y el benznidazol presentan alta toxicidad y baja eficiencia, especialmente en la fase crónica de la enfermedad. Es por ello que existe una urgente necesidad de desarrollar nuevas drogas antiparasitarias para el tratamiento de la enfermedad de Chagas”, señala Martin Edreira, investigador del CONICET en el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (IQUIBICEN).
Ahora, un estudio científico publicado en la revista Molecules, producto de un trabajo interdisciplinario, resultó en el desarrollo de compuestos que podrían ser útiles para combatir la enfermedad de Chagas.
La unión hace la fuerza
Desde hace años, Jorge Palermo, investigador del CONICET en el Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, dirige un equipo de investigación que se dedica a crear compuestos químicos nuevos a partir de productos naturales. Interesado en las probables aplicaciones de esas sustancias novedosas, Palermo establece colaboraciones con investigadores de otras disciplinas para que ensayen la posible actividad antitumoral, antiparasitaria, antibacteriana, antifúngica o antiviral de sus compuestos. En 2013, Palermo publicó un trabajo que describe el desarrollo de moléculas híbridas a partir de la unión de alcaloides con ácidos biliares.
La elección de los componentes del híbrido no fue casual. Porque los alcaloides provenían de la Cinchona, el árbol que produce la quinina, un alcaloide que se usa desde hace más de 400 años como antiparasitario para tratar la malaria. Por otro lado, se sabe que los ácidos biliares –que son producidos por el hígado de los mamíferos- son buenos transportadores: facilitan el paso de moléculas a través de la membrana que envuelve a las células.
En aquel trabajo de 2013 habían combinado varios alcaloides de la Cinchona con dos ácidos biliares distintos y habían demostrado que varios de esos híbridos tenían cierta efectividad contra los parásitos que provocan la malaria y la enfermedad del sueño.
Edreira -que dirige el Laboratorio de Biología Molecular de Trypanosomas– se interesó por los híbridos y así se estableció una colaboración entre los dos laboratorios que ahora está dando sus frutos.
Potentes y selectivos
El desafío no es menor: un buen antiparasitario no solo debería eliminar a los parásitos que circulan por la sangre de la persona infectada sino, además, a los que están multiplicándose adentro de las células del huésped. Y todo eso debe conseguirse sin provocar daños en los tejidos del individuo infectado.
En el trabajo que acaba de publicarse en Molecules, los investigadores estudiaron el efecto de 16 híbridos distintos sobre cultivos de células infectadas con Trypanosoma cruzi: “Nuestros resultados indican que dos de estos híbridos son significativamente más potentes que el benznidazol para matar al Trypanosoma cruzi, tanto fuera como dentro de la célula”, revela Edreira, y añade: “Además, las pruebas de citotoxicidad muestran que esos híbridos tienen un índice de selectividad mayor a 10, es decir que la concentración de híbrido que es suficiente para matar al parásito es, por lo menos, 10 veces menor que la que mata a la célula”.
El investigador resalta el hecho de que los experimentos fueron realizados con dos variantes diferentes de Trypanozoma cruzi: “Comprobamos que una de estas variantes, que suele ser más resistente al benznidazol, es muy sensible a estos híbridos”.
Edreira considera que los resultados “son promisorios, porque con los dos híbridos logramos efectos mucho mejores que con el benznidazol”. Pero advierte que “son ensayos en líneas celulares. Lo próximo es probarlo en modelos animales”.