El embajador Jorge Argüello, designado por el nuevo gobierno para hacerse cargo de la embajada en Washington, mantiene desde hace años el foro Embajada Abierta, «de opinión y debate sobre la actualidad internacional, desde una perspectiva argentina y sudamericana«.
Este tramo de la actualidad no está recibiendo la atención que merece entre nosotros, si tenemos en cuenta que buena parte de la América del Sur puede hacerse intolerable para la vida humana si la temperatura promedio sube en la medida que el consenso de los meteorólogos predice.
Sigue la advertencia:
Un informe reciente del @IPCC_CH (Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un organismo de las Naciones Unidas) alerta: si los gobiernos no adoptan compromisos internacionales respecto al medio ambiente, el número de refugiados climáticos ascenderá de forma exponencial ya que el nivel del mar subirá cerca de un metro.
Según este informe de más de 100 científicos de 80 países diferentes, los más afectados serán, sin duda, los países del Sur Global más empobrecidos, generando un «apartheid climático».
La noción de refugiado climático tiene más de cinco lustros. Apareció por primera vez en 1985 en un informe del @UNEP. Sin embargo, hasta la fecha no existe una definición internacionalmente aceptada para las personas refugiadas por razones medioambientales.
El estatus jurídico internacional de los refugiados se encuentra en la Convención de Ginebra de 1951 y su Protocolo de Nueva York de 1967. Sin embargo, no es aplicable a las personas desplazadas por cuestiones medioambientales, provocando una laguna jurídica.
La atención que se le está prestando a este fenómeno desde la academia, los gobiernos y desde el Derecho Internacional es aún insuficiente, y no avanza al ritmo acelerado con el que avanza el propio calentamiento global.