Desde hace muchas décadas la medicina sabe que un pico de estrés emocional súbito, por ejemplo el causado por una gran pena o shock emocional –como la pérdida de un ser querido–, puede desatar cardiopatías y hasta desembocar en un infarto mortal. Lo que no es muy conocido es que la situación inversa un contexto de alegría, celebraciones y reencuentros –como ocurre a fin de cada año– también puede generar un estrés similar, con consecuencias fatales. Así lo prueba un trabajo publicado hace unos meses por la revista científica British Medical Journal, (BMJ), en el cual un grupo de médicos suecos observó que, durante la fiestas de Navidad y año nuevo, el riesgo de sufrir un infarto se elevaba en forma significativa. A esa situación la cardiología la denomina, informalmente, “Holiday Heart Syndrome o “Síndrome de corazón en vacaciones”.
“Hace tiempo tenemos un buen registro sobre como aumenta la incidencia de infartos en circunstancias especialmente adversas, desde un terremoto o un ataque terrorista a una crisis económica. Y también está demostrado la aparición de mayor problemática cardíacas en momentos de emocionalidad muy intensa, como –por ejemplo– la final de una copa de fútbol. Sin embargo, aunque no se conoce tanto sobre el tema, si hay trabajos que asocian situaciones de felicidad extrema con eventos cardiovasculares”, dijo a Oscar Méndiz, director del Instituto de Cardiología en la Fundación Favaloro.
Y detalló que un estudio sueco observacional, hecho sobre más de 280 mil pacientes con infarto, comprobó que hay un aumento del riesgo durante festividades como Navidad o Año nuevo. “Y lo más llamativo es que también se vio ese aumento en los días previos a las fiestas y especialmente en horarios nocturnos. El aumento del riesgo no fue menor: ronda el 37%, bastante más que durante un día común. Y también notaron un incremento significativo en los días cercanos al festejo de año nuevo, con una elevación del riesgo cercana al 20%. Esto no se vio en otras fiestas como –por ejemplo– Pascuas”, aclaró el experto.
Obviamente, las fiestas de esta época se asocian con emociones y recuerdos. “Pero no solo estamos más exitados sino también más cansados. Y a esto se le suma, en países como Argentina, las recurrentes crisis económicas y la incertidumbre que generan. Todo eso tiene conscuencias: que genera estrés crónico y eso impacta en el corazón, algo que es transversal a todas las personas”, le comentó a este diario Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
Por su parte, el doctor Sergio Cappiello, emergentólogo, Jefe Medico de la compañía de emergencias médicas Vittal, le aseguró a este diario que “si bien nosotros tenemos registrado que a fin de año hay un aumento de consultas relacionadas a temas cardiovasculares, las tasas de esas llamadas empiezan a elevarse ya a fines de noviembre, a veces –incluso– más que en durante las fiestas de diciembre. Y aunque en Argentina no vemos que sean índices llamativamente elevados, si son más altos que, por ejemplo, durante la primavera”.
Para Cappiello “aunque no se hayan hechos estudios sobre causalidad, “es lógico hipotetizar que durante el fin de año aumenta el estrés y la emocionalidad: tanto negativa como positiva. Y las emociones fuertes, incluso el exceso de “felicidad” le pasa factura al cuerpo. No solo en temas cardiovasculares sino también en el aparato digestivo, debido a las usuales transgresiones alimentarias”.
Justamente, Méndiz coincidió con que es un momento del año donde aumentan tanto las transgresiones alimentarias “como el consumo de alcohol, algo que puede predisponer a la aparición de una arritmia. Y también podemos especular con la colaboración de otro factor que no debemos descartar: la posibilidad de que mucha gente que ya tiene alguna enfermedad cardíaca preexistente y está medicada, al viajar para las fiestas se olvide de llevar, o de tomar, su medicación. Por ejemplo, es algo bastante común de ver que el paciente olvide llevar consigo sus pastillas anticoagulantes. Y esa falta podría provocar la aparición de un problema cardíaco específico”.
En otras palabras, para brindar en las fiestas sin sobresaltos cardíacos, el mejor mensaje al corazón –para los expertos– pasa por “no sobrecargar nuestro sistema emocional”.
Corazón feliz sin consecuencias
Para prevenir complicaciones cardíovasculares durante las fiestas, Méndiz, Tartaglione y Capiello armaron su lista de recomendaciones para “el arbolito” y éstas incluyen los siguientes ítems: no comer en exceso y tomar alcohol en forma moderada. Por supuesto, evitar fumar y –si la persona no practica deportes en forma usual– tampoco debe excederse con alguna invitación familiar a jugar un partido de ese estilo. Algo clave, especialmente si se viajará a pasar las fiestas en familia, es calcular cuantas dosis o pastillas de los remedios prescriptos hay que llevar. Además, procurar dormir lo suficiente ya que es usual que, durante esas fechas de festejos, se duerma menos y se generen “deudas” de sueño. “La falta de descanso adecuado también estresa al organismo”, afirman.
Y los especialistas suman un consejo final, a tener en cuenta por ambos géneros, pero –muy especialmente– las mujeres: “ante cualquier síntoma o malestar que pueda ligarse al corazón no debe dudarse en hacer una consulta en una guardia. No hay que evitar esa situación por el hecho de no querer “molestar” o “preocupar” a la familia. Una consulta a tiempo puede ser decisiva para la salud, y mucho más si la persona ya tiene antecedentes cardíacos”.