El Gobierno iraní anunció ayer domingo que deja de cumplir en la práctica con las limitaciones impuestas a su programa atómico por el acuerdo nuclear de 2015, pero continuará cooperando con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Según el comunicado oficial, el quinto y definitivo paso de reducción de compromisos nucleares “elimina la última restricción técnica que quedaba, que era el límite en el número de centrifugadoras”, que era de unas 6.100 para la producción de uranio.
El programa nuclear de la República Islámica de Irán no enfrenta así restricciones operativas a la capacidad y el porcentaje de enriquecimiento de uranio, la cantidad de material enriquecido y la investigación y el desarrollo. A partir de ahora, el programa nuclear de Irán se desarrollará únicamente en función de sus “necesidades técnicas”, agregó el texto, publicado tras una reunión del Gabinete presidido por Hasan Rohaní.
Pese a dejar de cumplir con las limitaciones, el Ejecutivo iraní no anunció su retirada del histórico pacto, que sí fue abandonado por en mayo de 2018 por Estados Unidos, que reimpuso además sanciones a Irán.
Irán empezó en mayo pasado a dejar de cumplir gradualmente los compromisos del pacto y a dar ultimátums de dos meses al resto de firmantes del acuerdo (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania) para que contrarrestaran las sanciones estadounidenses.
La cooperación de Irán con el OIEA continuará como antes, informó la nota oficial, lo que indica que las autoridades persas seguirán permitiendo las inspecciones de los expertos del organismo internacional.
El OIEA tiene el deber de verificar el cumplimiento del acuerdo nuclear y la implementación del Tratado de No Proliferación (TNP) y de los acuerdos de salvaguardas (controles) del programa atómico iraní. El Gobierno iraní también adelantó que regresará a sus compromisos nucleares si se levantan las sanciones y el país se beneficia de sus intereses consagrados en el pacto.
El acuerdo nuclear, JCPOA en sus siglas en inglés, limitaba el programa atómico de Irán a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales, por lo que la salida de EE.UU. lo dejó seriamente debilitado.
Europa ha tratado de tomar medidas para salvar el pacto, pero ninguna ha sido efectiva y el canal especial de pagos prometido para sortear las sanciones estadounidenses todavía no se ha puesto en marcha.
La pregunta que es inevitable hacerse ¿sigue teniendo sentido el Tratado de No Proliferación Nuclear, la pieza clave de la arquitectura del poder global construida a partir de 1945, y que sobrevivió aún al derrumbe de la Unión Soviética?