Por primera vez, científicos de tres países lograron crear mosquitos genéticamente modificados para que sean inmunes al virus del dengue y que, por lo tanto, no tienen la capacidad de transmitirlo a humanos.
Es uno de los primeros pasos en un desarrollo que hace tiempo era ciencia ficción: combatir las plagas transformando a los seres que las transmiten, sin eliminarlos ni recurrir a medicinas.
Según informó la agencia de noticias científicas de la Fundación Instituto Leloir (FIL), aunque la viabilidad práctica de esta estrategia deberá ser confirmada en estudios de campo, podría transformarse en una herramienta clave contra esta enfermedad viral endémica que afecta a más de 100 países y causa 400 millones de infecciones cada año.
«De ser efectiva, la estrategia contribuiría a reducir de manera significativa la prevalencia del dengue a nivel mundial», señala Luana de Borba, científica del Conicet que no participó del estudio y realiza investigaciones sobre la biología molecular del dengue en el laboratorio que lidera Andrea Gamarnik en la Fundación del Instituto Leloir.
En 2013, investigadores de la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, estudiaron la sangre de una persona que había sido infectada con dengue varias veces y hallaron un anticuerpo que podía unirse fuertemente a los cuatro serotipos de dengue y de ese modo evitar que infecten nuevas células.
Ahora, la revista PLoS Pathogens publicó un trabajo liderado por Omar Akbari, doctor en Biología Celular y Molecular de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, que describe el desarrollo de una variante de mosquitos Aedes aegypti que posee una versión simplificada de ese anticuerpo de origen humano insertado en su genoma.
«A diferencia de los humanos, los mosquitos no producen naturalmente anticuerpos contra los agentes patógenos. Pero los científicos lograron darle esa capacidad a un grupo de Aedes aegypti», explica De Borba. Es como si los hubieran «vacunado«.
«Lo interesante es que el anticuerpo incorporado solo se expresa en el mosquito cuando se alimenta con sangre humana. En esa condición, el virus que entra al mosquito es neutralizado o controlado por ese anticuerpo», agrega Gamarnik.
Lo que Akbari y su equipo hicieron fue rediseñar el anticuerpo antidengue humano para simplificar su estructura y luego lo insertaron en el genoma de los mosquitos. Al alimentar mosquitos con sangre infectada con los cuatro serotipos de dengue se comprobó que ninguno de ellos tenía niveles detectables del virus en su saliva, que es, precisamente, el medio a través del cual lo transmiten a la sangre humana tras una picadura.
Cuatro cepas
«¡La vacunación del mosquito Aedes aegypti contra los cuatro serotipos del virus del dengue puede romper el círculo vicioso del dengue!», celebró en su cuenta de Twitter uno de los integrantes del laboratorio de Akbari, el biólogo doctorado en Harvard Nikolay Kandul.
En el futuro, el equipo de Akbari planea analizar las condiciones para poder liberar mosquitos modificados genéticamente en el medio ambiente y así estudiar la capacidad de diseminación del gen del anticuerpo antidengue en las poblaciones nativas y en su descendencia.
«El estudio de Akbari ofrece una nueva estrategia para controlar la transmisión del virus.
En vez de eliminar mosquitos Aedes aegypti, los investigadores proponen su reemplazo por otra población de mosquitos inmunes al virus del dengue incapaces de transmitirlo a humanos», destacó De Borba.
Sin embargo, la científica también advirtió: «La liberación de mosquitos genéticamente modificados es un desafío complejo que requerirá de muchas pruebas y controles de organismos reguladores».
«Además, queda aún por ver si el virus del dengue muta a lo largo del tiempo y logra evadir al anticuerpo producido por los mosquitos genéticamente modificados», indica De Borba. Y agrega: «Tampoco se sabe si el gen del anticuerpo humano insertado en el genoma de los mosquitos es estable y si se perpetuará de generación en generación tras el apareamiento. Sería deseable que la estrategia de los colegas tenga éxito».
Todavía no se ha desarrollado una vacuna efectiva contra el dengue y algunas de las medidas que se emplean para frenar su transmisión son la eliminación de criaderos del mosquito Aedes aegypti, su control a través del empleo de insecticidas y la utilización de mosquiteros. «Pero ninguna de estas estrategias logra su erradicación», puntualiza De Borba.
Para Gamarnik, el estudio liderado por Akbari «es un primer paso alentador donde se emplea una estrategia novedosa para el control de las infecciones por dengue» que actualmente invadió Brasil y Paraguay, y amenaza con propagarse por la región.
Akbari y sus colaboradores de Estados Unidos, Taiwán y Australia también planean investigar anticuerpos de la sangre humana que podrían insertarse en el genoma de mosquitos para combatir otros virus, como los que causan chikungunya y zika.