Airbus pagará una multa de 3 mil millones de euros para cerrar una investigación por corrupción

La compañía europea Airbus alcanzó un principio de acuerdo con las autoridades financieras francesas (Parquet National Financier), con el Gobierno estadounidense y con el organismo de persecución del fraude de Reino Unido (SFO) acerca de las investigaciones sobre corrupción en torno a la empresa. Se considera que no gestionó correctamente el uso de intermediarios y que, en algunos casos, hubo sobornos para lograr importantes contratos.

La firma no informa del alcance económico del acuerdo, que queda pendiente de aprobación por los tribunales de los tres países afectados. Sin embargo, Financial Times sitúa la cifra en 3000 millones de euros y un informe publicado por Citi la eleva a 4000 millones de euros.

De los sobornos, se sabe que afectaron a cientos de contratos de más de 100 millones de euros. Citi asume que, en total, podrían haberse alterado entre 200 y 300 contratos de unos 100 millones de euros con un efecto sobre las ventas de entre 20.000 y 30.000 millones de euros, lo que, con unos márgenes del 10%, habría dado como resultado beneficios de entre 2000 y 3000 millones. El efecto punitivo de los acuerdos puede elevar el importe a 4000 millones.

Una parte de las acusaciones se remonta a 2014 y se refiere a omisiones en la identificación de intermediados encargados de conseguir contratos civiles y de armamento. Al recibir créditos a la exportación de agencias gubernamentales en Europa, la empresa debe mencionar a los intermediarios implicados en sus contratos.

Otra cuestión especialmente sensible tiene que ver con el Ejército estadounidense. En noviembre de 2017, Airbus advirtió de «posibles inexactitudes» al suministrar información a las autoridades del país, lo que podría tener como consecuencia «pérdidas, multas y actuaciones por parte del Gobierno estadounidense». En el caso de la SFO británica, las investigaciones se iniciaron en 2016 y también afectan a incumplimientos relacionados con la identificación de los intermediarios.

La compañía manejó con discreción el asunto de los sobornos y fue lanzando mensajes genéricos sobre la cuestión sin que trascendiera el fondo del asunto. Mientras, se ocupó a fondo de purgar directivos implicados y aprovechó para hacer uno de los mayores cambios en su cúpula de los últimos años, con la salida de Tom Enders como primer ejecutivo y el nombramiento de Guillaume Faury.

Los relevos también afectaron al director financiero de la compañía, Fabrice Brégier, y a quien fue jefe de ventas de la empresa durante varias décadas, el británico John Leahy, considerado un referente en el sector.

Al tomar las riendas de la empresa, Faury insistió en que Airbus es ahora una compañía con unos estándares éticos más elevados. Además, convirtió la reputación en un elemento clave y no perdió ocasión de referirse a la anterior etapa como la del «Antiguo Régimen».

VIACronista