«La marca Zanella tiene un peso tan importante que el que se la quede, sinérgicamente puede hacer crecer no solo a Zanella sino a su propia marca». Con esa frase, Marcelo Meller, presidente de Motomel, explica su interés por comprar a su competidora, que está en concurso de acreedores desde 2003 y cuyos planes de venta están en el centro de una polémica.
En AgendAR informamos a lo largo del tiempo de las vicisitudes de esta empresa emblemática entre las fábricas de motos. Las motos son, a la vez, el símbolo de los aventureros, el auto de los pobres, y el reemplazo del transporte público en muchos pueblos y ciudades pequeñas. En abril del 18 informamos de su búsqueda de socios, en agosto del 18 del cierre de su planta de Córdoba, y en diciembre pasado de las denuncias en su venta judicial. La guerra sigue.
Según Meller, el grupo La Emilia, dueño de Motomel, hizo una oferta de $ 245 millones para quedarse con la marca de la empresa Zanella que, en un marco de crisis y achicamiento de su producción, decidió venderla. Según aseguraron, pese a haber ofertado el doble que su competidor y la preservación de los «alrededor de 70 puestos de trabajo» de la planta de San Luis, el juez Agustín Ruta -a cargo del Juzgado Civil Nº 4 de San Luis, que tramita el concurso- «prefirió aceptar» la oferta de IMSA (integrada por la marca de motos Corven), que fue de $117 millones.
Luego de que se hiciera pública la denuncia, Zanella emitió un comunicado en el que acusó a Motomel de «inmiscuirse en una contratación privada entre partes». Además, su directora y vicepresidenta, Cecilia Fraire, aseguró que la intención de Motomel era «entorpecer la venta, porque jamás presentó una oferta en concreto».
Meller contestó que su empresa hizo la oferta por escrito ante la Justicia y que incluso tuvo una reunión con directivos de Zanella en la que les manifestó su interés por la marca. Según explicó, el punto de discordia fue que no aceptó una «condición innegociable para ellos», que prefirió no precisar. Además, replicó que Zanella no tiene «libre disposición» para vender sus activos porque la transacción se realiza en el marco de un concurso de acreedores.
«No entiendo cómo puedo obstaculizar o perjudicar una venta ofreciendo más dinero. Con sus acusaciones buscan distraer, porque no pueden responder por qué una oferta del doble de dinero y con garantía de continuidad laboral no es considerada».
Ahora la Cámara Comercial Nº 1 de San Luis debe expedirse sobre la nulidad del proceso planteada por Motomel y también sobre el pedido de recusación planteado sobre el juez Ruta. Meller apuesta a que el nuevo juez al frente de la causa «disponga una compulsa de precios para vender la marca Zanella». Por otra parte, y según Meller, la estrategia de Zanella es «levantar el concurso para poder vender sin tener que dar explicaciones a nadie». «Después, en todo caso, la Justicia podrá investigar por qué se vendió a precio vil», remató Meller.
Pese a haber pasado un «muy mal» 2019, en el que hubo una caída del mercado del 75%, Meller asegura que puede pagar los $ 245 millones al contado y con fondos propios. Además, confía en que en 2020 repuntarán las ventas ayudadas por la baja de tasas, el repliegue de las multinacionales, un tipo de cambio que favorece la importación de motopartes, el mejoramiento del nivel del consumo de «la gente humilde» y un proyecto de representación de Suzuki que comenzará en el segundo semestre.
«El mercado en diciembre terminó con una proyección de ventas anuales de 240.000 motos para 2020, pero nosotros creemos que se puede extender por lo menos a 330.000», señaló Meller.