En la reunión que los jefes de estado y de gobierno de los países del G20 mantuvieron ayer jueves 26 por videoconferencia para abordar la crisis del coronavirus, el presidente argentino Alberto Fernández planteó (texto íntegro):
«Nos convocamos en un momento único de la historia que nos impone actuar con valentía. No debemos paralizarnos ni temer. Mucho menos podemos resignarnos. Tenemos que dar una respuesta creativa en este presente que nos ha tocado en suerte.
No hay lugar para demagogias ni improvisaciones. Enfrentamos el dilema de preservar la economía o la salud de nuestra gente. Nosotros no dudamos en proteger integralmente la vida de los nuestros.
Con esa convicción, hemos tomado decisiones en Argentina a partir de la mejor evidencia científica disponible. Así lo seguiremos haciendo.
Quisiera que todos compartan nuestra visión. Estoy convencido que no seremos eficaces si no aceptamos que el mundo ha cambiado para siempre. Poder sortear esta crisis y enfrentarnos a ese mundo que nace, nos exige diseñar y suscribir un gran Pacto de Solidaridad Global.
Nada será igual a partir de esta tragedia. Tenemos que actuar juntos, ya mismo, porque ha quedado visto que nadie se salva solo. La urgencia que marcan las muertes nos obliga a crear un Fondo Mundial de Emergencia Humanitaria que sirva para enfrentar, mejor equipados de insumos, el contexto que vivimos.
La investigación sobre el COVID 19, el conocimiento científico y médico, también debe ser un bien público global.
El tiempo de los codiciosos ha llegado a su fin. Como enseña el Papa Francisco, tenemos que abrir nuestros ojos y nuestros corazones para actuar con una nueva sensibilidad.
Estas decisiones no pueden quedar libradas a la lógica del mercado, ni preservadas a la riqueza de individuos o naciones. Es hora de aprovechar este momento único para crear soluciones económicas tan extraordinarias como extraordinarios son los problemas sociales que atravesamos.
Celebro que el FMI y el Banco Mundial adviertan el ocaso del presente. Celebro que reconozcan lo insostenible de las deudas que soportamos los países más postergados.
Debemos desafiar este presente con el mismo coraje que tuvo este G-20, cuando asumió el daño causado por los paraísos fiscales, por el endeudamiento voraz y por la concentración de la riqueza.
El secreto del futuro pasa por diseñar políticas que resguarden el empleo, la producción y las mejores condiciones de vida usando todas las herramientas económicas para proveer liquidez global.
Como nunca antes, nuestra condición humana nos demanda solidaridad. No podemos quedar pasivos frente a sanciones que suponen bloqueos económicos que solo asfixian a los pueblos en medio de esta crisis humanitaria. Sin mesianismos ni prepotencias debemos iniciar un tiempo de diálogo global que a todos contenga.
De ese modo, la humanidad superará esta pandemia. Pero lo que además logrará es acabar con el vicio de la exclusión social, la depredación ambiental y la codicia de la especulación.
Muchas gracias.»
El presidente argentino habló a continuación de los representantes de la OMS y la ONU, y los presidentes Donald Trump (EE.UU), Xi Jinping (China), Shinzo Abe (Japón) y Giuseppe Conte (Italia). El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuya intervención estaba prevista, no pudo participar por problemas técnicos.
La reunión virtual fue presidida, esta vez, por Arabia Saudita. Luego del encuentro, se emitió un comunicado en el que los miembros del G20 se comprometieron a «hacer todo lo que sea necesario para superar la pandemia», y se enfatizó como prioridades «proteger vidas» y «defender el trabajo y los ingresos de la población».
El Presidente argentino estuvo acompañado por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; los ministros de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, y Economía, Martín Guzmán; y los secretarios General de la Presidencia, Julio Vitobello, de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi.
El embajador argentino en EE.UU., Jorge Argüello, quien también es el «sherpa» argentino ante el G-20, señaló posteriormente: «La solución es global. La respuesta debe ser global. Esta cumbre es el disparador, no es un punto de llegada, es un punto de arranque que representa un desafío claro: estar a la altura de la historia con respuestas eficientes, coordinadas y solidarias. O no».
Argüello dijo que se pondría en contacto con el resto de los sherpas para avanzar en la propuesta que hizo el Presidente. Los organismos internacionales, dijo, «son actores indispensables y pueden jugar un rol de coordinación interesante».