Científicos y técnicos de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) lograron secuenciar en el Instituto Malbrán el genoma completo del SARS COV-2, causante del coronavirus, de tres pacientes argentinos. Esta información es clave para asegurar la calidad del diagnóstico, complementar la vigilancia epidemiológica y contribuir al desarrollo de una vacuna representativa de las cepas que circulan en nuestro país y en la región.
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“Hace seis años venimos trabajando con esta tecnología. Lograr secuenciar el genoma del virus es un logro institucional que permite poner a la Argentina en el mapa mundial, para poder hacer trazabilidad global”, dice Josefina Campos, coordinadora de la Plataforma Genómica y Bioinformática del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas del Anlis –Malbran. Se refiere a la iniciativa GISAID, que permite el intercambio internacional de todas las secuencias del virus que circula en cada país para ayudar a los investigadores a comprender cómo evoluciona y se propaga.
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“A nivel nacional nos permite poder seguir la epidemia en tiempo real, porque estos son los primeros genomas, pero la idea es seguir con más muestras. Con lo cual vamos a poder ver la evolución local, asegurar el diagnóstico –podremos saber si los test diagnósticos que están usando hoy y que se están desarrollando están enfocados en nuestro genoma, están respondiendo correctamente- y, a su vez, van a permitir que nuestro genoma sea considerado en la selección de cepas para el desarrollo de vacunas”, explica Campos, una de las protagonistas del avance.
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El genoma de cualquier organismo, virus incluidos, son las instrucciones moleculares necesarias para su funcionamiento y la transmisión a la descendencia. Toda esta información está escrita -en código genético- en forma de ARN. Secuenciar el genoma del virus permite ‘leer’ ese manual de instrucciones. “Es conocer la información que tiene el virus en su genoma; esa es la diferencia entre otras tecnologías de secuenciación. Esta tecnología está revolucionando el seguimiento de las epidemias, ya que permite estudiar el virus en tiempo real”, nos asegura la especialista.
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La secuenciación del genoma es clave para conocer la dinámica y diversidad de la población viral de SARS-CoV-2 y las rutas de transmisión en la Argentina. “Las introducciones que se pudieron ver son las que esperábamos por el contexto epidemiológico. Secuenciamos el genoma del virus de los primeros pacientes que tuvimos en el país, con las introducciones de Europa y EE.UU. principalmente y también algún contacto primario. Pertenecen a un linaje que es el más predominante después de que salió de China, que es el 2A”.
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Al replicarse el ARN del virus, al copiarse a sí mismo, a veces se producen errores. A esos errores se les conoce como «mutaciones«. Todos los virus sufren mutaciones, cambios que no necesariamente están asociados a una mayor severidad de la infección. “Se han estudiado algunas mutaciones en España que podrían estar asociadas epidemiológicamente a cuadros más graves pero no está descripto ni probado científicamente todavía”, señala Campos.
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Como parte de un consorcio de investigadores que nuclea a varias universidades argentinas, desde el Malbrán están haciendo un estudio puntual de las mutaciones que vieron localmente. Para esto, además de la secuenciación genómica, van a analizar los datos clínicos y epidemiológicos de cada uno de los pacientes. Otro de los objetivos será estudiar los reservorios zoonoticos (en animales) y ambientales del coronavirus.
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Claudia Perandones, directora científica del ANLIS-Malbrán, valoró todo el esfuerzo de los científicos y técnicos del Malbran: “En esta pandemia estuvimos muy ligados y con una gran responsabilidad en el diagnóstico y en la capacitación de recursos humanos en esa área. En este contexto, que hayamos podido hacer esta actividad científica y tecnológica que es la secuenciación del genoma con toda la dificultad, tiempo y recursos que implica, para mi y para el sistema científica es un logro muy importante”.
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Ayer, el presidente Alberto Fernández y el ministro de Salud, Ginés González García, visitaron el Malbrán por el Día Mundial de la Salud y para felicitar a los científicos que hicieron este aporte. Ahí reconocieron el esfuerzo que hacen, en condiciones difíciles, tanto los científicos como los técnicos, los administrativos y el personal de maestranza, trabajando con bajos salarios. Y prometieron que el Estado los reconocerá. Lo merecen.
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