Fernando Polack «Estimo que para fin de año habrá vacunas para el Covid-19»

En 2009, durante la pandemia de gripe A (H1N1), Fernando Polack -médico pediatra infectólogo, graduado con honores en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1990- realizó junto a su equipo de la Fundación Infant un estudio que permitió establecer los grupos de riesgo para esa enfermedad y, así, determinar quiénes debían tener prioridad para recibir la vacuna, cuando la angustia apremiaba y las dosis eran escasas. Ahora, con el Covid-19 azotando a gran parte del planeta, el infectólogo y sus colaboradores reparten sus esfuerzos en cuatro estudios distintos, según cuenta Polack.
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“Trabajamos en enfermedades respiratorias desde hace 25 años. Para nosotros, hacer un abordaje desde múltiples ángulos y ver cómo podemos contribuir a dar soluciones es un poco una obligación”, señala el especialista que integra el grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que evalúa la seguridad de las vacunas en el caso del Covid-19.
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Y abunda: “Por un lado estamos replicando el mismo estudio que hicimos para la pandemia de gripe: queremos saber de qué muere la gente que muere por coronavirus. El coronavirus no es un germen que mata por su agresividad, porque cuando un germen es agresivo sus principales víctimas son los chicos. Un germen que no es letal en niños ni en embarazadas mata por otros motivos. Pasa algo diferente, y no sabemos qué. Y eso diferente se entiende estudiando las respuestas de gente a la que le va mal en estas situaciones”, aclara Polack.
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El grupo que lidera Polack también va a participar del Solidaridad 2, una de las ramas del estudio global que lleva adelante la OMS. “Queremos investigar las respuestas defensivas de la gente mayor. Estamos estudiando qué hay en sus sistemas inmunes que les pueda permitir protegerse o no del coronavirus. Es en línea con esa pregunta que estamos embarcados en el Solidaridad 2, en el cual docenas de países trataremos de armonizar protocolos y estrategias para llegar a conclusiones comunes para realizar estudios serológicos en la población general y por grupo de edad”.
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Acerca de los veinte ensayos en marcha para dar una vacuna efectiva, Polack se muestra cauteloso. “Que una vacuna esté en proceso de evaluación no quiere decir que esté en condiciones de llegar a ser evaluada. Uno de los peligros de esta época es que hay mucha gente muy poco responsable que  sale a decir que ya tiene la vacuna. Eso es fácticamente imposible, porque cuando hay una enfermedad con baja mortalidad en ciertas poblaciones, como son los chicos o los adultos jóvenes, uno no puede sacar al mercado una vacuna que pueda tener problemas de seguridad sin haber hecho las debidas evaluaciones antes, porque está adoptando riesgos que están más allá de la práctica médica”, dice.
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A pesar de esto, Polack concede que “hay tres opciones en investigación muy atractivas, que se van a estar evaluando en los próximos meses. Imagino que para fin de año –y capaz un poco antes– va a haber vacunas posibles contra este germen”.
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—Si una persona se infecta con Covid-19, ¿puede volver a tener la enfermedad?
—Los virus respiratorios uno se los puede contagiar siete, ocho, diez veces en la vida. Sin embargo, la única que importa para la persona desde el punto de vista de la severidad de la enfermedad es la primera vez, salvo que uno tenga otro problema por el cual el “bicho” lo afecte con más severidad, como EPOC o asma. Desde el punto de vista clínico del paciente, la significancia de volver a enfrentarse al coronavirus una vez que se curó es nula, no importa nada.
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—¿Y qué opina de esta segunda ola de contagios que reportan algunos países asiáticos?
—Es como cuando uno hace una dieta porque tiene colesterol alto: así como se puede lograr bajarlo comiendo bien, lo cierto es que tiende a subir en cuanto se vuelve a una mala alimentación. Obviamente, en una población grande con muchísimas personas susceptibles de contagiarse porque todavía no se infectaron, como pueden ser las de China y Tailandia, si se aflojan las medidas de control hay grandes posibilidades de que el virus reaparezca en algunos lugares. Y esto es clave, porque eso quiere decir que el 31 de marzo –o cuando se levante la cuarentena en el país– recién le vamos a haber bajado la fiebre a la Argentina, pero si la queremos desinfectar, tenemos que emplear estos días de manera muy inteligente para que cuando soltemos la cuarentena tengamos una estrategia de control y no estemos en la misma situación que hoy diez días después.
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—¿Puede empeorar esta situación con la llegada del invierno?
—Lo que pase en el invierno va a ser un desafío, pero si el Gobierno no tomaba estas medidas de cuarentena, en tres semanas íbamos a tener una situación dramática. No había escape. No hay que olvidar que este virus se manifiesta diez días después de infectar, o sea que lo que vemos hoy en realidad es la foto de diez días atrás. El tema es cómo salir: la realidad es que no se termina en el momento en que se levante la cuarentena, porque si uno baja la guardia vuelve otra ola. Confiemos
en que Argentina por una rara vez en su historia está empeñada en un esfuerzo colectivo de organización que tenga éxito, y eso por ahí es transformador para nuestra sociedad.
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Lo que viene
“Ningún sistema de salud en el mundo está totalmente preparado para enfrentar una avalancha de enfermos, por eso era tan importante cerrar las puertas. Por ahora vamos bien, pero hay que saber que dentro de los próximos diez días es probable que las cosas empeoren y después empiecen a mejorar”, sostuvo Polack, quien se describe como “cautelosamente preocupado”. Y anticipa: “No hay que sorprenderse si durante entrada esta semana cada día Italia bate récords de mortalidad; es lo que la biología indica que tiene que suceder. Después tiene que aflojar. Si eso sucede en Italia y España, hicimos algo muy bueno, porque vamos a tener un control mucho mejor en la Argentina”.
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