Bajo el lema “Que el aislamiento social nos sirva también para protegernos del dengue”, un grupo de investigadores del CONICET y de distintas universidades nacionales, nucleados bajo el nombre de Grupos de Investigación sobre Mosquitos en Argentina (GIMA), lanzaron una campaña de concientización.
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El objetivo es que los ciudadanos aprovechen la cuarentena —la medida de aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesta por el Gobierno Nacional para paliar el impacto del Covid 19— para limpiar sus hogares y así evitar la formación de criaderos del mosquito Aedes aegypti, transmisor de la enfermedad del dengue, el chikungunya, el zika y la fiebre amarilla.
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En el mundo, existen aproximadamente unas 3.500 especies de mosquitos, de las cuales unas 246 habitan en Argentina. “En nuestros hogares puede aparecer más de una especie, no solo el Aedes aegypti. Por eso, para reconocer al vector del dengue se debe prestar atención a su principal característica: tiene rayitas blancas en el cuerpo y en las patas, además es de hábitos diurnos”, señala Nicolás Schweigmann, investigador independiente del CONICET en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA, CONICET-UBA), miembro del GIMA.
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Para el biólogo, la epidemia actual de dengue es bastante importante por la cantidad de casos registrados (14.237 casos confirmados o probables según el último Boletín Integrado de Vigilancia del Ministerio de Salud), lo que indica que el mosquito transmisor está instalado en varias ciudades. “A toda la red de mosquitólogos del país nos interesa que se aproveche la cuarentena para observar el ambiente de nuestras casas para tratar de controlar todos los recipientes con agua”.
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¿Cómo evitar el dengue en los hogares? Los científicos recomiendan algunas sencillas tareas domésticas y cotidianas que pueden generar un gran impacto:
1) vaciar las regaderas luego de usarlas y guardarlas bajo techo para evitar que se llenen con agua de lluvia
2) vaciar las botellas que suelen ser utilizadas en los patios, balcones y jardines y almacenarlas boca abajo
3) quitar el agua de los platos o recipientes que suelen colocarse debajo de las macetas
4) eliminar la basura que pueda acumular agua de los patios, porque cualquier recipiente puede ser utilizado de criadero
5) no dejar gajos para que echen raíces en agua; utilizar en su lugar arena húmeda, 6) cepillar los bebederos de las mascotas.
Para más recomendaciones, ingresar al sitio web de la campaña, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE). En Facebook, se puede seguir aquí.
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“Lo que podemos hacer desde casa es lo más importante de todo”, indica Schweigmann. “Tenemos que entender que el Aedes aegypti generalmente está en los fondos de las casas, en el medio de las manzanas, por lo que las fumigaciones municipales en las calles no les llegan”. Por eso, el científico señala también la importancia del diálogo entre vecinos: “Con solo una casa en la manzana que tenga criaderos, van a ser afectados todos los vecinos. En general, el mosquito no cruza las calles, por eso propongo un proyecto llamado ‘Manzana saludable’”.
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Estudios científicos
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El investigador cuenta que se están realizando diversos estudios científicos en relación al Aedes aegypti y otros mosquitos. En la ciudad de Buenos Aires, mediante estudios de ecología, genética y morfometría geométrica de las poblaciones de Aedes aegypti, los científicos han detectado que la dispersión del mosquito depende del ambiente en que se encuentra. Por ejemplo, en el Cementerio de Chacarita la dispersión es mayor porque el ambiente es muy homogéneo y los criaderos están muy cerca los unos de los otros. Puede haber mosquitos hermanos a distancias de 500 metros. “Según mediciones en campo, en general, la gran mayoría de las hembras se mueven muy poco (entre 40 y 50 metros), en el radio de una manzana, donde tienen todos los recursos: el agua donde poner los huevos, las plantas de donde alimentarse y los humanos de donde obtienen las proteínas, mediante la sangre, para la sustancia de reserva de los huevos”, explica Schweigmann.
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Por otro lado, los científicos también realizan el monitoreo de distintas especies de mosquitos silvestres en la ciudad, a través de un convenio con el Gobierno de Buenos Aires. “Capturamos mosquitos en la reserva de Costanera Sur y en distintos parques de la ciudad e informamos sobre qué especies hay. Como miramos los lugares de cría, que son los charcos que se forman con agua de lluvia, podemos hacer alertas tempranas para avisarle al gobierno sobre las posibles explosiones de otras especies de mosquitos para determinar qué medidas se pueden tomar”, detalla.
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En cuanto a la evaluación de herramientas ambientales seguras y sustentables para prevenir enfermedades transmitidas por Aedes aegypti, en el proyecto “Manzana saludable” los científicos utilizan sensores de actividad de ovipostura para buscar criaderos y eliminarlos. “Esta experiencia la estamos haciendo en Ciudad Universitaria dado que en 2016 tuvimos una gran cantidad de obras en construcción, que generaron una gran proliferación de Aedes aegypti”, cuenta el científico y explica que las obras de construcción utilizan maquinaria, tachos y barriles donde los huevos del mosquito suelen quedar adheridos a las paredes. “Las empresas constructoras tienen guardado todo el equipamiento en algún predio que queda expuesto a la lluvia. Si además hay personas que cuidan el lugar, se establecen allí colonias de Aedes aegypti con facilidad. Luego, al iniciarse una obra de construcción, se traslada toda la maquinaria y los barriles o tachos, y se introducen así poblaciones de mosquitos en otros lugares”.
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