Las fábricas de vehículos y de autopartes de la Argentina llevan casi dos meses de cierre y en cuarentena por el coronavirus. Y sólo unas pocas pudieron volver a operar en el marco de la excepción para exportaciones. Lo mismo sucede con muchas emprepusas industriales, por supuesto.
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Pero la publicación Argentina Auto Blog, en el papel de vocero informal de ese sector, remarcó que para celebrar el Día del Trabajador, el presidente Alberto Fernández eligió a una autopartista que cambió por completo el eje de su producción: pasó de fabricar piezas metálicas y de caucho para autos a elaborar insumos médicos.
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“En esta nueva Argentina en tiempos de pandemia hay que reconvertirse”, anunció Fernández al recorrer las instalaciones de Barack Mercosul, la fábrica del empresario Pablo Lerma.
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Lerma fue uno de los beneficiados por los vuelos que Aerolíneas Argentinas realizó a China para traer productos sanitarios destinados a combatir la pandemia. Uno de esos vuelos trajo una máquina para fabricar 7.000 barbijos por hora. El aparato se instaló en la planta que Lerma tiene en la localidad bonaerense de San Martín y el presidente hizo la inauguración oficial de esa nueva línea de producción.
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Barack Mercosul se comprometió a utilizar la maquinaria para producir una amplia gama de insumos médicos, todos con bases textiles: barbijos quirúrgicos, tapabocas troquelados, cofias hidrofóbicas, camisolines quirúrgicos hemorrepelentes hidrofóbicos, mamelucos quirúrgicos y cubrecalzados.
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Fernández destacó el cambio de rumbo que realizó esta autopartista en medio de la crisis: “Habla muy bien de los empresarios que se dieron cuenta que había una demanda que la Argentina ni siquiera podía satisfacer importando productos, entonces se reconvirtieron, hicieron barbijos, en absoluta condición de higiene”, difundió en un comunicado de la Casa Rosada.
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Barack Mercosul fue fundada en 2009. Hasta antes de la cuarentena, producía piezas para la industria automotriz. Su operación estaba dividida en tres unidades de negocios, que se encargaban de la fabricación de componentes metálicos en alambre, procesamiento de caucho y ensamble de autopartes. Gracias a la máquina importada de China y a su conversión al rubro sanitario pudo reabrir las puertas y volver a operar.
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Auto Blog concluye la nota diciendo que el mensaje del Gobierno para la industria automotriz y autopartista parece ser claro: producir sólo para exportar o reconvertirse hacia la industria de insumos médicos.
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En AgendAR señalamos que es una lectura exagerada. Fuera de la Capital y el conurbano bonaerense, está en marcha un proceso de reapertura paulatina de las plantas industriales. Después de que el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación reglamentó la disposición que permite la reapertura de industrias exportadoras y de las que que provean a sectores específicos exceptuados de la cuarentena (como corralones y ferreterías), los gobiernos provinciales comenzaron a recibir y evaluar protocolos de seguridad de empresas vinculadas a estos rubros.
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A modo de ejemplo, el gobierno de la provincia de Córdoba n una semana, autorizó a unas cien compañías, con lo cual 3.500 personas volvieron al trabajo. Entre ellas hay varias autopartistas que proveen a Volkswagen o tienen negocios de exportación como Denso, Dayco, Weg, Prodismo, Gestamp y Tiberina. Otras esenciales para las terminales son Montich y Lear.
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En otro sentido, puede ser cierto que el dilema para las pymes industriales va más allá de la coyuntura de la pandemia. Que ha acelerado una situación que avanza desde hace décadas. La industria pequeña y mediana, que es la que da la mayor parte del empleo registrado, y que en su mayoría permanece en manos argentinas, debe incorporar tecnología y mejorar su productividad para no desaparecer. Y es probable que las autopartistas estén en mejores condiciones que otros rubros de la industria.
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